PP y PSE coinciden en censurar a Ibarretxe, pero seguirán caminos distintos si el PNV rectifica
El lehendakari, Juan José Ibarretxe, será hoy el primer presidente vasco en la historia del Parlamento de Vitoria que sube al estrado a defenderse no ya de una moción de censura, sino de dos. Una defensa difícil para un Gobierno en minoría, que ha fracasado en su política de pacificación y en su fórmula de Gobierno con EH. En ese contexto, el PNV va a ser extremadamente duro frente al PSE y el PP, promotores de las mociones de censura. Aunque populares y socialistas quieren elecciones inmediatas, estos últimos desean separarse de la estrategia popular de aislamiento al PNV si este partido rectifica.
Los candidatos a lehendakari daban ayer por la tarde los últimos toques a sus discursos. Ibarretxe no llevará nada escrito. "Va a oír y luego responderá. No hay discurso prefabricado", dijeron sus portavoces. En Ajuria Enea, sede de la presidencia del Gobierno vasco, son conscientes de que se enfrentan a un momento político delicado. Las mociones no van a forzar la dimisión del lehendakari porque la oposición no cuenta con mayoría cualificada -38 escaños-, pero comprenden perfectamente que las mociones de censura hacen aún más irrespirable el clima existente en las principales instituciones vascas.El Parlamento de Vitoria va a reflejar la tensión política que vive el País Vasco. Doscientos sesenta periodistas se han acreditado en la Cámara para informar del debate parlamentario de hoy y mañana. El primero en intervenir será el socialista Jesús Eguiguren, para justificar la presentación de la moción de censura. El Partido Socialista de Euskadi no comparte la estrategia del PP de aislar al nacionalismo, y en su discurso dejará puertas abiertas. Pero para eso le impone dos condiciones al PNV: un adelanto electoral que cambie el escenario político y una rectificación pública de su error de firmar el Pacto de Lizarra que haga imposible su regreso a esa estrategia.
El secretario general del PSE, Nicolás Redondo, presentará su programa de gobierno y separará las cuestiones de gobernabilidad de lo que son los principios para conseguir la pacificación. Redondo reconocerá las coincidencias con el PP, en materia de marco jurídico y de defensa de las libertades, pero advertirá que más allá de esos asuntos no hay ninguna alianza estratégica ni pacto previo con ese partido.
Los populares saldrán a por todas. Carlos Iturgaiz ya defendió su programa electoral en el pleno de investidura del 28 de noviembre de 1998, así que será breve y exigirá a Ibarretxe que convoque inmediatamente elecciones, tras haber expuesto la "grave crisis política" a la que le ha abocado el Pacto de Lizarra, cuya etapa comparará con la anterior, en la que predominaba el Pacto de Ajuria Enea.
El PNV, lejos de dar marcha atrás, insistirá en su línea estratégica, que pasa por la separación de HB mientras exista violencia, pero sin renunciar a los principios de Lizarra ni a reeditar los contactos con ETA para explorar una posible salida al conflicto. El PSE, al que le gustaría tender la mano a un nacionalismo renovado tras las elecciones, estima que, después de las mociones de censura, los dirigentes del PNV se enrocarán. "Sabemos que existe ese riesgo. Pero la situación de bloqueo político es tan grave que nos ha obligado a hacerlo sin analizar consecuencias partidistas", indicó Redondo.
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