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Desesperanza en Israel

Unas cincuenta personas han sido asesinadas en los enfrentamientos entre palestinos e israelíes de los últimos días, y junto a ellas es probable que también el proceso de paz, por lo menos en su formato actual. (...) El cinismo, la cobardía y el cálculo erróneo que marcan esta tragedia son impresionantes. Comienza con Ariel Sharon y su visita a los santos lugares de Jerusalén. El veredicto que sobre ella dio Madeleine Albright -totalmente contraproducente- queda como uno de los juicios más indulgentes de este episodio. Claro que Sharon, viejo halcón, tiene "derecho" a ir (...), pero el problema tiene más que ver con la inteligencia y la moralidad. Parece que su visita tenía como objetivo sabotear el proceso de paz y colocarle en buena posición ante la lucha por el liderazgo de su partido con Netanyahu. Podemos hacernos una idea de cómo sonarán estos cálculos en aquellos que acaban de perder a sus hijos en estos cuatro últimos días. Pero Sharon no habría tenido un éxito tan espléndido sin ayuda: la más notable, la de Arafat, (...) que no ha dicho nada para calmar la furia. Tenía que saber que al actuar así enviaba a la muerte a los desarmados jóvenes palestinos. (...) También puso su granito de arena el Gobierno israelí, primero protegiendo la visita de Sharon con 1.000 soldados y más tarde con su reacción al tradicional lanzamiento de piedras de los jóvenes. (...) Decir que la paz va en beneficio de ambas partes no significa que sea inevitable, ni muchísimo menos. (...) Los últimos enfrentamientos pueden suponer el final del actual Gobierno israelí y sus esfuerzos a favor de la paz. (...)Washington, 3 de octubre

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