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Asunto concluido

La Universidad de Valencia ha pedido que se abra un debate riguroso sobre el Medpark y el director general de Universidades le ha echado una reprimenda. "No sean ustedes gremialistas", ha dicho Salvador Forner. Y es que al director general de Universidades no le parece oportuno que se debata sobre este parque científico. No ve él necesario que se clarifique el proyecto, que se determine si sus planteamientos son o no los adecuados, que se averigüen los beneficios que puede rendir a la sociedad. En suma, lo que el señor director general desea es que no se discutan las órdenes de su gobierno, que ha dado por concluido este tema.Desde luego, el gobierno al que pertenece el señor Forner puede dar por consumado el tema del Medpark, pero esto no evitará que los ciudadanos nos preguntemos sobre su conducta en este asunto. Muchas personas deseábamos que se abriera este debate solicitado por la Universidad de Valencia. Esperábamos escuchar en él, de boca de nuestros gobernantes, los argumentos de una negativa que hasta ahora han eludido. Porque lo cierto es que, al margen de cuestiones de procedimiento, aún no sabemos realmente por qué se rechaza el Medpark.

Días pasados, el catedrático Poveda Blanco publicaba, en el diario Información, de Alicante, un artículo sobre este asunto. Era un escrito cauto, moderado, reflexivo. En él se formulaban, de una manera delicadísima, una serie de sugerencias y se hacía -me temo que sin mucho éxito- un llamamiento a la razón. Preguntaba Poveda Blanco: "¿Por qué no se cuestiona la bondad del Medpark? ¿Por qué no se critican sus defectos? ¿Por qué no se duda de su productividad? ¿Por qué no se dice que su financiación es inviable? ¿Por qué no se le trata de utópico?". Si el gobierno del señor Zaplana deseara convencer a quienes dudamos de sus intenciones, no tendría más que responder a estas preguntas. Pero me temo que nuestro gobierno no esté muy dispuesto a argumentar estas cuestiones. Al contrario, parece sentirse más a gusto escuchando los dislates que pronuncia en las Cortes el diputado Barrachina o las apasionadas palabras de Julio de España. Llamar al rector Pedreño "presidente frustrado" o afirmar que el Medpark oculta una operación urbanística no son argumentos de recibo. En todo caso, vilezas.

Bien, demos por concluido el Medpark, como desea nuestro gobierno. Mientras, alegrémonos de ser pioneros cada semana en alguna nueva y ocurrente actividad. Prosigamos edificando ciudades de la ciencia, del cine, parques temáticos que envidian nuestros competidores. Pero no olvidemos que, mientras desarrollamos estas brillantes actividades, el mundo se mueve a nuestro alrededor. Y las nuevas empresas que en él surgen, las que llevarán el peso de la revolución tecnológica y marcarán el camino de la industria del futuro, se instalan en otras regiones donde sí han entendido cuál es el tiempo que se avecina.

Decía Albert Camus que la política no necesita genios. Es verdad. Pero sí precisa personas con el suficiente sentido común para no permitir que sus fobias personales les lleven a tropezar dos veces en la misma piedra. Ya conocemos el fracaso de la Miguel Hernández. Ahora, aguardamos el del Medpark.

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