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El nuevo edificio de un centenario asilo malagueño lleva cuatro años paralizado por falta de ayudas

El nuevo edificio del asilo de Los Ángeles, una institución sin fin de lucro con un siglo de antigüedad especializada en la atención de ancianos sin recursos, lleva cuatro años paralizado. Sus cien plazas siguen en el aire porque la falta de ayudas detuvo las obras en 1996, cuando se completó la estructura. Desde entonces no se ha puesto ni un ladrillo. Quedan pendientes fontanería, electricidad, solería y pintura. El Patronato que lo gestiona no tiene fondos para terminar el edificio y las administraciones no aportan los más de 100 millones necesarios para su acabado.

Las dificultades financieras no afectan sólo al proyecto de un nuevo asilo, sino también a su subsistencia diaria. La institución registra una abultada deuda con los proveedores, entre ellos la Seguridad Social y Sevillana, y con los trabajadores, con los que tiene pendientes nueve nóminas. "Estamos de acuerdo en prestar una función social, pero que nos ayuden", se quejó su presidente, Luis Plaza. El actual edificio -un convento franciscano de más de 500 años declarado monumento singular- no reúne los requisitos para que el Patronato pueda concertar plazas con la Junta. Las salas son corridas y hay barreras arquitectónicas insalvables. Por eso en 1995 se inició la construcción de un nuevo inmueble. El Estado y la Junta aportaron entonces unos 120 millones con cargo al Plan Gerontológico Nacional y el Ayuntamiento de Málaga libró dos partidas de cinco millones. El edificio no pudo completarse, pero ninguna administración parece dispuesta a aportar nuevas partidas que permitan poner a disposición de la ciudad 100 plazas para ancianos asistidos sin recursos.

Según datos del PP, la provincia tiene un déficit de 2.000 camas. Con estas cifras en la mano, la parlamentaria popular Ana María Corredera, advirtió hace unas semanas que la Junta sería "cómplice" de las residencias ilegales sino incrementaba la oferta de plazas. Desde la Delegación de Asuntos Sociales se replicó que sólo hay 352 solicitudes en lista de espera.

Conforme a sus estatutos, el Patronato debe dar prioridad a personas sin recursos. "Nosotros recogemos a los ancianos que no quiere nadie porque no tienen dinero. Nos entristece que mientras para un campo de fútbol hay cientos de millones, nosotros, que estamos haciendo una obra que la propia consejería reconoce que es necesaria, llevemos cuatro años con el edificio a medio terminar y nadie nos da un duro más", insistió Plaza.

La Junta aporta todos los años unos cinco millones en subvenciones que se conceden a organizaciones sociales y la Diputación corre con gastos generados por ancianos derivados desde esta institución. Pero estas partidas ni siquiera alcanzan a cubrir el día a día. El alcalde, Francisco de la Torre, se comprometió a agilizar una solicitud para que el asilo pueda recibir fondos sociales del IRPF y a "abrir puertas" de otras administraciones para que el edificio esté terminado en un año. Plaza recalcó que mientras muchos ancianos se ven obligados a acabar en residencias piratas, el nuevo edificio dispone de unas plazas que están bloqueadas por falta de recursos.

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