FMI, Euskadi y la prensa
Sé que es una obviedad resaltar la enorme influencia que tienen los medios de comunicación a la hora de crear opinión y dogmas informativos. Pero no es baldío denunciarlo cuando este papel es tan deplorablemente mezquino como evidente. Me estoy refiriendo a la detención de varias personas vascas en Praga como consecuencia de las protestas contra la reunión del FMI. Lo fácil para descalificar a esas personas que han tenido la osadía de pasar varios días en un autobús para llegar hasta allí a hacer oír su voz es decir que son vascos. Conclusión lógica: son vascos, son "proetarras". Pues no, señores, no. Quien eso ha dicho, además de hacer una afirmación que en estos momentos se encuentra bajo estudio jurídico por una posible querella criminal, ha faltado a la verdad más absoluta. De esas 26 personas, tres son amigos míos. Militantes de CC OO los tres y afiliados a Ezker Batua dos de ellos. Los conozco desde hace años y su compromiso con valores de justicia social, igualdad y solidaridad es difícilmente superable. Como es difícilmente superable su compromiso con los principios de no violencia. Conozco a otras de las personas que han sido detenidas, y sobre el resto tengo referencias fundadas como para afirmar que la mayoría pertenecen a la Plataforma Hemen eta Mundua. Ésta trabaja en la denuncia de la globalización económica y la concentración de poderes que impide el desarrollo equilibrado e igualitario de los diferentes países. A ninguno de sus miembros se le conocen antecedentes violentos. Sin embargo, los mass media han sentenciado: proetarras.Es realmente peligroso el ambiente absolutamente fanatizado que se vive en buena parte de la sociedad española, y también de la vasca, en cuanto al juicio que se busca de posiciones políticas incómodas que surjan en Euskadi. Y cuando hablo de posiciones políticas incómodas no me refiero a la absurda, trágica, letal e injustificable existencia de ETA y la actitud de quienes la apoyan, sino de todas las gentes que planteamos soluciones distintas a esa suerte de pensamiento único de andar por casa que pretende imponer el PP. En estos últimos días estamos viviendo desalentadores capítulos de lo que digo. Sin ir más lejos, en lo que respecta a la violencia (maldito problema que impide hablar de otros), las propuestas de solución que pasen hoy día por el diálogo entre todos y no por la demonización del nacionalismo (y no hablo desde él) caen curiosamente en el mismo saco que mis amigos, o en otro distinto pero igual de incómodo, y si no pregúntenle a Odón Elorza. Y todo esto tiene relación con lo que planteaba antes: vivimos tiempos en los que el que disiente aun pacífica, razonada y lógicamente de lo que se supone que todos tienen que pensar es introducido en el grupo de los que no tienen nada que decir, o no interesa lo que digan, o son violentos, o, en el colmo de la mezquindad y lo absurdo, son de ETA. A mis amigos les ha tocado la china. Salir en autobús desde el país del "todo-va-bien" para protestar contra un orden de cosas injusto es mear fuera del tiesto. De alguna manera hay que desprestigiarlo, y ser "vascos que se manifiestan" es suficiente para hacerlo. Que el conjunto de los medios de comunicación españoles haya entrado a ese juego de una manera tan brutal, y no me refiero a los redactores de turno, es sencillamente impresentable y habla muy poco de su altura ética y profesional. Eso sí que es preocupante en una sociedad que se pretenda vertebrada y sana. Me gustaría que la nuestra lo fuera, pero veo nubarrones cada vez más oscuros. Y por todas las esquinas.- . Abogado y ex concejal de Ezker Batua-Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Bilbao.
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