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El Consell se plantea reunificar los estudios y plantillas de los campus de Elche y Alicante

El plan prevé que los contratos ilicitanos con 200 firmas sirvan para un parque tecnológico

"Sólo tiene sentido que haya una universidad pública en la provincia de Alicante". Esta explicación, por paradójico que parezca, proviene de un alto funcionario de la Generalitat. Fuentes sindicales y académicas de las universidades de Elche y de Alicante confirman que el Consell se plantea la "reunificación" o "agregación" de estudios y plantillas de ambas instituciones ante el fracaso de la segregación decretada en 1996. Con un plan de inversiones de 13.050 millones, presupuestos anuales de 9.100 millones y con 450 docentes y 200 funcionarios, el campus creado por el PP no se sostiene.

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Una funcionaria de la consejería de la Universidad Miguel Hernández aconsejó la semana pasada a un alumno que quería pagar la matrícula en Ciencias Actuariales que no lo hicera todavía, porque "no hay alumnos". El estudiante se plantea ahora matricularse en ADE, pero en la Universidad de Alicante. La escena se ha repetido también en Antropología. De las 28 titulaciones que ofrece la universidad ilicitana, sólo se cubrirán el 60% de las plazas ofertadas en su cuarto curso de funcionamiento, según confirmaron el viernes fuentes del centro de cálculo. Las carreras que en julio cubrieron la reserva del 100% de plazas ofertadas -Telecomunicaciones y Bellas Artes-, en septiembre ni siquiera se han visto cumplidas las expectativas generadas en el proceso de preinscripción, lo que ha bajado la nota de corte a límites insospechados. "Cualquier estudiante en lista de espera en septiembre puede matricularse hoy en teleco con un cinco pelado", precisan.El gabinete de comunicación ha asegurado, por contra, que "con las notificaciones de matrícula de julio, superan los 8.000 alumnos" y que "la estimación es de 8.400 en septiembre". Aunque no se conocen los datos definitivos de matrícula, el fracaso de la preisncripción en julio y ahora en septiembre hacen que estos números sólo se expliquen si se cuentan los alumnos de los tres centros privados de Valencia adscritos a la Miguel Hernández (operación que se hizo pese a la negativa del Consejo de Universidades).

Pese a ello, la universidad creada por decreto en 1996 supone unos gastos anuales fijos que no se logran rentabilizar, reconoce un alto cargo de la Administración. Para este curso el presupuesto de la comisión gestora (órgano de gobierno provisional en el periodo constituyente que culmina el curso 2002) contempla "3.500 millones sólo para gastos de personal", según fuentes universitarias. Así, la plantilla asciende ya a 450 profesores y 200 funcionarios lo que representa un crecimiento de más de un centenar de contratos desde su creación. La propia Memoria del ejercicio presupuestario del 2000, reconoce que el ritmo de implantación de seis titulaciones por curso supone un "esfuerzo presupuestario" que dispara los gastos de personal y funcionamiento en un 10%.

Para hacer frente, los presupuestos de la universidad se han hinchado y oscilan entre los 13.125 millones de 1998 y los 9.142 del 2000. A estas cifras hay que añadir los 13.050 millones del primer plan de financiación de inversiones a través de créditos del BEI, con los que se acometió la urbanización del nuevo campus de Elche en un espacio de 964.382 metros cuadrados "expropiados por la vía de urgencia", según el informe presentado a las Cortes.

En la práctica, la creación de la nueva una universidad ha supuesto en términos financieros un pozo sin fondo. Con el presupuesto de Derecho (que sólo llenará 41 de las 100 plazas ofertadas este curso) se han cubierto los enormes gastos que conlleva Medicina, que se segregó a Alicante. El resto del presupuesto se ha llenado por la vía de los "contratos-programa". La influencia del Consell ha hecho que en cuatro años la Miguel Hernández, si bien no ha llenado aulas, ha logrado consolidar una red de contratos-programa, intercambios de formación y convenios con 200 empresas y entidades públicas, con el Impiva a la cabeza, en cuya lista figuran los principales sectores industriales de la Comunidad Valenciana, según la documentación consultada por EL PAÍS.

Desde el punto de vista del Consell, la reunificación de ambas universidades permitiría, pues, que esta red de convenios (fuente fundamental de ingresos para la Miguel Hernández según se desprende del análisis detallado de todos los presupuestos) cristalizara en un parque tecnológico -que dependería de la Oficina de Ciencia y Tecnología, que aún no tiene director- y permitiría activar los laboratorios e infraestructuras, hoy semivacías, del flamante campus de Elche. Visto así, el parque científico que ha diseñado Alicante durante dos años, ya no tendría sentido.

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