_
_
_
_

Una discusión matrimonial por la factura del teléfono desató el parricidio de Valdebernardo

Un asunto trivial desencadenó el crimen de Valdebernardo. José Antonio Paños, bombero de 42 años, degolló a su esposa, la noche del miércoles, tras una discusión porque él había denunciado a Telefónica, donde ella trabajaba. Paños pensaba que esta compañía le estafaba en la facturación, según las pesquisas policiales. Eva Barahona temía que la denuncia le acarreara problemas en el trabajo. El supuesto homicida declaró anoche en la Brigada de Policía Judicial y mañana pasará al juzgado. El homicidio ha desatado la preocupación por el aumento de la violencia doméstica.

Más información
"Nos están matando como a chinches"

Ropa ensangrentada

José Antonio Paños denunció el pasado martes a la compañía Telefónica por una supuesta estafa en el recibo bimestral del teléfono, que estaba contratado a nombre de su esposa, Eva Barahona Ede, de 38 años. Ésta era empleada del departamento de tramitación de facturas de Telefónica, una sección interna de la empresa, según explicó ayer un portavoz de la compañía. Con anterioridad había trabajado en el servicio de atención al cliente.La policía sospecha que la discusión entre la pareja surgió cuando Eva le pidió a su esposo que no denunciara a Telefónica porque le podría acarrear problemas en su trabajo. El hombre ignoró los requerimientos de su mujer y el martes se presentó en la comisaría de San Blas para tramitar la denuncia, según fuentes de la investigación. La denuncia rompió la armonía conyugal, informa

Según la reconstrucción policial, Paños llegó con su hija a las 19.45 del miércoles pasado a su vivienda, el primero izquierda del portal J de la calle de los Juglares, número 14, en la urbanización Valdebernardo (distrito de Vicálvaro). La niña, de ocho años, se quedó en el patio jugando con unos amigos. El padre subió al domicilio y se encontró con Eva. Ambos comenzaron a discutir por la denuncia interpuesta contra Telefónica, según fuentes de la investigación.

El hombre zanjó la discusión de forma violenta. Se fue a la cocina, cogió un cuchillo y degolló a su mujer. Le hundió el arma blanca, de 20 centímetros de hoja, en el lateral derecho del cuello. Luego bajó a la calle con varias bolsas de basura y recogió a su hija del patio. La condujo hasta la casa de otra vecina. "Sujetó a su hija con fuerza y caminaba rápido hacia el otro portal", explicó ayer otra inquilina del inmueble.Paños preguntó a la vecina si podía dar de cenar a su hija, pretextando que su esposa no estaba en casa. Acto seguido regresó al lugar del crimen. Limpió el arma homicida y metió parte de la ropa ensangrentada de la víctima en la lavadora. Casi una hora después, posiblemente arrepentido, levantó el teléfono y marcó el 091 de la policía para autoinculparse: "He matado a mi mujer. Estoy en la calle de Juglares 14". Luego colgó y esperó a los agentes en el portal de la finca.

La familia de José Antonio, que vive en Vallecas, y sus vecinos, no dan crédito a lo ocurrido. Nadie le suponía capaz de cometer un crimen. En su barrio le admiraban por su bondad y su altruismo. Se ganó el afecto de todos: bombero, deportista, jardinero y líder del grupo musical Libo Y..., con el que llegó a ganar en 1992 el certamen municipal de pop-rock Villa de Madrid con la canción Soy bombero.

Paños, guitarrista y vocalista, fundó el conjunto con cuatro de sus compañeros del parque de bomberos próximo a la plaza de Manuel Becerra: Gonzalo (bajista), Alfredo (batería), Rafa (piano y teclados) y Paco (guitarra). El anuncio del grupo decía: "Fuego, fuego, fuego. Bocinas, sirenas, gente corriendo, una tía muy buena que se quiere tirar por la ventana. Y todo ello a ritmo de rock & roll...".

El grupo musical se deshizo en 1995, pero José Antonio montó otro con sus vecinos un año después. El supuesto parricida estaba aprendiendo a tocar el saxo y pretendía iniciar estudios universitarios. Se matriculó en una céntrica academia.

Los compañeros del parque de bomberos afirman que Paños es un hombre tranquilo, que nunca había tenido un problema. Los vecinos, sin embargo, mantienen que últimamente padecía depresiones y que tomaba medicamentos para superar su inestabilidad emocional. "Estaba más callado que de costumbre", dijo una vecina.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_