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Instalados en 300 farolas medidores de la calidad del aire

Trescientas farolas de la capital sostienen, desde el pasado domingo y a 2,5 metros del suelo, otros tantos aparatos de medición de la contaminación atmosférica: unos pequeños cubos con cartuchos porosos que registrarán durante un año los niveles de dióxido de nitrógeno y benceno (contaminantes producidos por el tráfico y principales precursores del ozono troposférico) existentes en el aire. Madrid participa así en el programa Resolution, el "mayor proyecto de medición de la contaminación atmosférica" llevado a cabo por la UE, según explicaron ayer sus organizadores en la capital: el Ayuntamiento y el Instituto de Salud Carlos III.Resolution, desarrollado contemporáneamente en Roma, París, Dublín y Madrid, tiene dos objetivos prioritarios: controlar el cumplimiento del programa Auto-Oil -que establece, desde hace cuatro años, los niveles máximos de contaminantes recomendados por la UE en las ciudades europeas- y medir la presencia en el aire de los principales precursores del ozono troposférico, un gas nocivo para la salud que se forma por la combinación de óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos (benceno) y radiación solar. El proyecto será financiado por la UE con 29 millones de pesetas.

La medición de los contaminantes no será permanente: se llevará a cabo en seis campañas de una semana de duración cada una, que culminarán el próximo 29 de julio. Los aparatos de medición se han ubicado en cuatro tipos de zonas: el "fondo urbano" (es decir, la ciudad en su conjunto) acoge 244 muestreadores; otros 24 se sitúan en los llamados "puntos calientes", esto es, las principales zonas de tráfico -Conde de Casal, Moncloa-; 24 más se distribuyen por tres "calles cañón": aquéllas en las que la concentración de contaminantes es muy alta por ser calles estrechas, con edificios altos y mucho tránsito de vehículos -Fuencarral, Ferraz- y, por último, ocho aparatos han sido ubicados en "puntos periféricos" como Navalcarnero, Majadahonda o Aranjuez.

Dentro de diez meses, los técnicos del Instituto Carlos III elaborarán con los datos recogidos un "mapa de alta resolución espacial" de los niveles de dióxido de nitrógeno y benceno presentes en la atmósfera capitalina. El primero de estos componentes causa, en altas concentraciones, graves afecciones respiratorias; el segundo puede provocar cáncer.

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