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Tribuna:ATLETISMO Sydney 2000. EL MICROSCOPIO
Tribuna
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Personas de alto riesgo

El asma es una enfermedad en la que se inflaman las paredes de los bronquios con la consiguiente obstrucción al paso de aire. Además, esta inflamación hace que los anillos musculares que rodean a los bronquios se contraigan: el resultado es el cierre de estos últimos o broncoconstricción, la cual es especialmente llamativa en las formas agudas de esta patología, las llamadas crisis asmáticas. Cualquier infección del tracto respiratorio superior o inhalación de un alergeno (sustancia contenida en el polen de las plantas, por ejemplo) puede llegar a provocar la aparición de esta enfermedad. Sobre todo en las personas alérgicas (o más correctamente, atópicas), que son propensas a sufrirla.Atópicos o no, los deportistas corren un alto riesgo de llegar a padecer asma. Y es que durante sus entrenamientos y competiciones inhalan una gran cantidad de aire, y por tanto, de alergenos. Además, cada viaje a otro país o continente significa el contacto con nuevos agentes irritantes para sus pulmones. Imaginemos lo que puede significar para un atleta padecer asma durante una carrera de 1.500, que ya en condiciones normales les exige a los pulmones trabajar a tope (¡deben ventilar más de 300 litros de aire en unos 3 minutos y medio!). Los músculos de las piernas reciben menos oxígeno del que necesitan y por ello deben recurrir más a la glucolisis anaerobia para poder hacer su trabajo. Y esto significa más acidosis láctica y mayor dolor de piernas. Y no sólo eso: como las vías aéreas están obstruidas, los músculos respiratorios deben trabajar aún más, robando por ello oxígeno a los músculos de las piernas. Para colmo, no es infrecuente que algunos atletas sufran asma inducido por ejercicio: en estos casos es el propio aire que entra a toda velocidad en los bronquios el que los irrita. Vaya paradoja: cuánto más aire necesita el atleta, más se cierran sus bronquios.

Alejandro Lucía es fisiólogo de la Universidad Europea de Madrid.

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