Medio Ambiente pone límites al ruido urbano y establece zonas especiales de silencio

Una nueva ordenanza municipal pone límites al ruido en Madrid y crea cuatro tipos de zonas en la ciudad, que van desde la "especialmente ruidosa a la de silencio, pasando por la levemente ruidosa, totalmente ruidosa y ruidosa". El texto, que se llevará al pleno de octubre, establece un importante aumento en la cuantía de las multas por superar los niveles acústicos permitidos. Las mínimas se cuadruplican y pasan de las 5.000 a las 20.000 pesetas y las máximas se triplican hasta alcanzar las 300.000 pesetas. Además se crea la figura de los agentes medioambientales.

El texto de la nueva ordenanza, que ya está en poder de los grupos de la oposición para su estudio, adecua las normas municipales a las establecidas por la UE. Además, propone establecer por primera vez en una ordenanza municipal procedimientos de evaluación, medida y límites de los niveles sonoros ambientales causados por cualquier tipo de tráfico rodado. Para ello, entre otras cosas, se crean distintas áreas de sensibilidad acústica que quedarán marcadas en función de su uso. Éstas zonas van desde "la especialmente ruidosa a la de silencio"."El ruido en la ciudad se limitará en función de la actividad que se desarrolle", explica Joaquín Fernández Castro, director de Calidad Ambiental del Ayuntamiento. "No es lo mismo una zona en la que se encuentra un hospital que otra de copas. La del hospital será un espacio considerado de silencio".

Además se crea la "zona de actuación acústica o de situación acústica especial", que se aplicará a las áreas que sufran unos niveles de ruido "significativos". En estos espacios se prodrá intervenir teniendo en cuenta si se trata de locales públicos que abren en horario nocturno o de tráfico que molesta a las viviendas próximas.

Fernández Castro anuncia también que se establecerán por primera vez las condiciones acústicas mínimas que se deben dar en los recintos escolares. "En este caso se podrá intervenir de diversas maneras. En el caso de que la actividad en un colegio esté condicionada, por ejemplo, por la presencia de una industria próxima, se puede actuar insonorizando las aulas u obligando a que la industria disminuya su nivel de contaminación acústica".

La ordenanza municipal también contempla la contaminanción por otras formas de energía, y para ello se ha modificado la obtención de licencias para instalaciones radiactivas. A partir de ahora será obligatorio contar con una licencia municipal con el fin de verificar que las instalaciones poseen todos los permisos ambientales y de seguridad radiológica.

Para controlar los niveles de ruido en la ciudad, la ordenanza incluye en su proyecto la creación de la figura del agente medioambiental, trabajo que será realizado por funcionarios a los que se les formará en cursos de especialización. "En principio está previsto que sean 30 los agentes que actúen. Su labor no depende de la que seguirá haciendo la llamada patrulla verde" de la Policía Municipal, precisa Fernández Castro.