Girona exhibe 150 obras de arte que explican la cultura tibetana
La exposición Monestirs i lames del Tíbet, que se ha inaugurado en la sala de la Fundación La Caixa de Girona y podrá verse hasta el próximo 5 de noviembre, pretende explicar la historia de ese país que fue ocupado por el ejército chino hace medio siglo y destacar la importancia y las peculiaridades del budismo tibetano. Un total de 150 piezas, obras maestras del arte sagrado del Tíbet procedentes de dos grandes colecciones privadas, configuran la exhibición.
Celda monacal
El aislamiento geográfico del Tíbet, territorio al que sus habitantes han bautizado como "país de las nieves" o también "techo del mundo", ha contribuido decisivamente al desarrollo de una cultura y una religión singular, de un humanismo excepcional, que genera un interés creciente en los países occidentales. La exposición pretende explicar dichas peculiaridades y acercar al visitante al exotismo de la citada región. Monestirs i lames del Tíbet podrá contemplarse, cuando abandone la ciudad de Girona, en varias ciudades españolas, entre ellas Madrid, Murcia, Las Palmas, A Coruña y Málaga.
Las piezas que se exhiben en la sala de la Fundación La Caixa de Girona, tesoros que permanecieron durante siglos en santuarios, monasterios y templos tibetanos, abrazan 700 años de historia de este país asiático, desde el siglo XII hasta el XVIII.
Una gran estatua del lama Rechungpa (1084-1161) abre un recorrido que fascina al visitante. El comisario de la exposición, Ramon N. Prats, quiere destacar con esta pieza que, pese a que los textos tibetanos recuerdan que el budismo fue fundado por el Buddha Shakyamuni, son los lamas quienes juegan un papel fundamental en la transmisión de los conocimientos que conducen a sus seguidores a la liberación espiritual.
La primera parte de la exposición recrea el ambiente y las rigurosas condiciones de vida que se imponían en aquellos grandes centros de cultura y de poder que fueron los monasterios -el Tíbet llegó a tener más de 6.000 centros monásticos, algunos de los cuales eran auténticos poblados con miles de residentes-, a través de una serie de objetos rituales y litúrgicos. La reproducción de una celda monacal recrea, por ejemplo, la austeridad con la que vivían desde los novicios hasta el abad e incluso el lama reencarnado.En una segunda parte se exhibe una selección de estatuas, la mayoría de ellas de bronce dorado, que representan a los principales protagonistas del budismo, desde los arhats -maestros canonizados del budismo original- hasta los mahasiddhes, los padres de la tradición tántrica del budismo indio.
Por encima de ellos se sitúan los lamas tibetanos, que en la exhibición se suceden en grupos correspondientes a sus respectivos linajes, escuelas religiosas y órdenes monásticas.
Una espléndida thangka (pintura enrollable) que reproduce la rueda de las existencias sirve de colofón a la exposición, que se complementa con un ciclo de conferencias y de cine documental que ayudará a los interesados a entender la historia del budismo y la extraordinaria difusión de la que ha gozado la civilización tibetana, caracterizada por un peculiar pensamiento espiritual, filosófico y religioso.
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