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LA OFENSIVA TERRORISTA

ERC afirma que "ni la independencia de Euskadi ni la unidad de España valen una muerte"

Enric Company

Cada vez que ETA actúa en Cataluña, el independentismo catalán marca distancias y deja claro que sigue otra vía, no violenta. El secretario general de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod Rovira, lo hizo ayer mediante una frase tan escueta como rotunda. "Ni la independencia de Euskadi ni la unidad de España valen una sola muerte", afirmó después de asistir a la reunión en la que los grupos parlamentarios habían condenado el asesinato de José Luis Ruiz Casado.

No ha sido siempre así. En la década de los años 70 había contactos entre grupos independentistas catalanes y ETA-pm. El influjo de ETA en los grupos radicales catalanes que rechazaron la Constitución y el Estatuto de Autonomía contribuyó a que en 1980 naciera Terra Lliure, una organización que intentó convertirse en brazo armado del independentismo catalán.Los 21 muertos y 45 heridos producto del atentado contra Hipercor en Barcelona en 1987 volatilizaron de golpe las simpatías que ETA conservaba en Cataluña, originarias de la etapa antifranquista. Y Terra Lliure se disolvió en 1991, tras una década de existencia, en la que no pudo encontrar apoyo social ni político. En su disolución jugó un papel destacado el entonces dirigente de ERC, Àngel Colom, un pacifista convencido. Colom había sido el gran animador de la Crida a la Solidaridad en Defensa de la Cultura y la Nación Catalana, una plataforma nacionalista que él derivó hacia la actuación política en clave independentista. Sus éxitos al frente de la Crida le permitieron atraer a una parte de Terra Lliure a la vía política, democrática.

Desde entonces, el independentismo ha evolucionado sensiblemente en Cataluña. Se ha adentrado por la vía del gradualismo. Ha colocado la independencia como objetivo final, pero se ha fijado etapas intermedias más asequibles, al menos en teoría. La elaboración de un nuevo Estatuto de Autonomía que convierta a Cataluña en Estado asociado a la monarquía española, por ejemplo. U otros objetivos a su entender más próximos a los problemas de los ciudadanos, como el establecimiento de un concierto económico que deje la recaudación de todos los impuestos en manos de la Generalitat.

La evolución hacia estos planteamientos le ha permitido una cierta expansión. Y lo que durante la década de los 80 era sobre todo una expresión de radicalismo, que mezclaba elementos tan heterogéneos como el pancatalanismo y el rechazo a las centrales nucleares, por ejemplo, se ha convertido en una posición política que tiene adeptos en ERC, pero también, a título individual, en las juventudes de Convergència Democràtica (CDC), el partido del president Jordi Pujol.

Soberanismo

Los jóvenes pujolistas quieren ser "la opción inteligente" del independentismo, y los republicanos de Carod se definen como "soberanistas". Saben que independentismo y soberanismo son términos sinónimos, pero son también conscientes de que en la Cataluña actual no tienen posibilidad alguna de éxito electoral con una propuesta independentista y buscan, por lo tanto, otras formas de presentarse.La opción escogida por los independentistas catalanes para ampliar su espacio político y electoral es la de alejarse de los radicalismos. ERC estaría dispuesta ahora mismo a formar mayoría parlamentaria con Convergència y a entrar en un Gobierno catalán presidido por Pujol. Ni que decir tiene que todos estos plateamientos nada tienen que ver con el terrorismo.

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