La primera vasca en los altares
La canonización de María Josefa Sancho de Guerra, una religiosa alavesa que fundó a mediados del siglo pasado la congregación de las Siervas de Jesús, contará el primero de octubre en Roma con una destacada comitiva de fieles, autoridades vascas y clero. Más de dos mil personas procedentes sobre todo de Vitoria, junto al lehendakari, los diputados generales de Álava y Vizcaya, el alcalde de Bilbao y el obispo de Vitoria, acudirán al acto en el que se elevará a los altares a la primera mujer nacida en el País Vasco. En pleno año de jubileo, el Papa Juan Pablo II ha encontrado un hueco en su apretada agenda de canonizaciones para esta mujer que nació el 7 de septiembre de 1842 en una humilde casa de la calle Herrería, en el casco viejo de Vitoria. A los 22 años ingresó en la congregación de las Siervas de María y siete años más tarde fundó su propio instituto en Bilbao, ciudad donde fallecería en el año 1912.
Las Siervas de Jesús se caracterizaron desde el principio por una labor dedicada a visitar a enfermos en casas y hospitales, y en la actualidad más de mil religiosas componen la orden, con fundaciones en trece países de tres continentes. La beatificación de su fundadora se llevó a cabo el 27 de septiembre de 1992, por lo que tan solo ocho años van a separar aquel paso de su canonización.
"Es una mujer de Vitoria, con una familia entroncada en esta ciudad, pero que desde 1871 estuvo en Bilbao, donde desarrolló su vocación.Ambas ciudades hemos llevado esta causa como propia", indicó el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi. El proceso de canonización se inició en 1951 con una recogida de datos, de análisis y estudio de la vida y los escritos de esta mujer, que han corroborado la "vivencia heroica" en su trabajo con los enfermos, según Asurmendi.
Como recordaba la propia general de las Siervas de Jesús, Mercedes Miguel, tras su llegada a la capital vizcaina la nueva santa resolvió que la labor de la congregación debía centrarse en la atención domiciliaria de enfermos. Sin embargo, después de cursar una visita a la localidad de Castro Urdiales, en donde comprobó las necesidades de los hospitales de la zona en una época en donde el cólera era generalizado, diversificó su trabajo también hacia este tipo de instituciones.
Se trata en todo caso de la primera mujer vasca que alcanza la santidad oficializada por la Santa Sede frente a los seis varones que ostentan dicho estatus religioso. Es una lista corta en la que destacan nombres como los de Valentín de Berriochoa en Vizcaya, Ignacio de Loyola en Guipúzcoa, Francisco de Javier en Navarra y san Prudencio en Álava, un caso éste que aún despierta dudas sobre su origen y existencia real, pese a ser el patrón de la provincia.
Las celebraciones que rodearán esta canonización se desarrollarán en Roma entre los días 30 de septiembre y 2 de octubre, con el acto central el día 1, a las diez de la mañana, en el Vaticano.
Vitoria acogerá entre el 13 y 15 de octubre varios actos religiosos y culturales, mientras que en Bilbao será el 5 de noviembre la fecha de las celebraciones, en el palacio Euskalduna.
La importante delegación oficial que acompañará el acto de canonización estará presidida por el lehendakari Juan José Ibarretxe así como un representante del Gobierno central que, según señalaron las religiosas de las Sierbas de Jesús, aún no ha sido determinado. Los mandatarios de las diputaciones alavesa y vizcaina, Ramón Rabanera y Josu Bergara, junto con la presidenta de las Juntas Generales de Álava, un representante del Ayuntamiento de Vitoria, el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna y el propio obispo Asurmendi, conforman una comitiva de lujo para arropar la celebración religiosa.
La madre general de la congregación quiso recordar que la actuación de la próxima santa tuvo un detalle significativo con la creación de la primera guarderìa para niños que surgió en España. Tras la consitución de una empresa papelera en Tolosa, María Josefa Sancho vio que las mujeres que desempeñaban su labor en la industria generaban un problema, por lo que habilitó una parte del convento para acoger a los niños.
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