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La justicia de EE UU exonera a los Clinton en el 'caso Whitewater'

Con la exoneración de Bill y Hillary Clinton, quedó ayer cerrado definitivamente el caso Whitewater, un oscuro asunto inmobiliario ocurrido en Arkansas en los años ochenta y la madre de todos los escándalos relacionados con la pareja presidencial estadounidense. El fiscal independiente Robert Ray, sustituto del dimitido Kenneth Starr, decidió que "no hay pruebas suficientes para demostrar más allá de una duda razonable que el presidente y su esposa se comportaron de modo delictivo o tuvieron conocimiento de hechos delictivos" en Whitewater.El carpetazo dado al asunto es agua de mayo para Hillary, que el próximo 7 de noviembre compite por un escaño de senadora por Nueva York. La primera dama puede ahora abordar esa batalla sin el temor a que se la arruine una mala noticia sobre Whitewater. La exoneración no supone, en cambio, el final de los problemas legales del presidente. Ray se reserva el derecho a volver a procesarlo por el caso Lewinsky una vez que salga de la Casa Blanca, y el Colegio de Abogados de Arkansas estudia una moción para expulsarle de su seno por cometer perjurio sobre las relaciones con la becaria.

La investigación empezó en 1994 con el entonces fiscal independiente Starr. Concernía a una fracasada operación inmobiliaria en el Arkansas de los ochenta, cuando Clinton era gobernador y Hillary socio en un bufete de abogados de Little Rock. Los Clinton siempre han sostenido que perdieron dinero en esa operación y jamás utilizaron en provecho propio la condición de gobernador de Bill.

Unos 40 abogados y agentes del FBI han trabajado a tiempo completo en el caso en los últimos seis años. La investigación, autorizada por el Departamento de Justicia de Janet Reno, le ha costado a los contribuyentes norteamericanos más de 50 millones de dólares (casi 10.000 millones de pesetas).

Pifia de Gore

George Bush, por otra parte, proseguía ayer su contraofensiva. Tras haber dado una imagen agradable en el popular programa televisivo de Oprah Winfrey, el candidato republicano aprovechó una pifia de su rival para declarar que Al Gore "tiene tendencia a maquillar los hechos para sostener sus ideas". Se refería a un comentario de Gore ante jubilados de Florida en el que aseguró que la medicina que toma su suegra para combatir la artritis cuesta tres veces más que la versión para animales del mismo producto que toma su perro, Shiloh.El problema es que la suegra de Gore, según informa The Boston Globe, no toma ninguna medicina para la artritis. Denunciado por los republicanos por "inventarse historias" y acosado por los periodistas, Gore se situó a la defensiva en Los Ángeles. "El tema", dijo, "no es mi suegra, el tema es lo que pagan los jubilados en este país".

Bush también criticó ayer a Gore por haber recaudado 4,2 millones de dólares en Hollywood el lunes por la noche, tras haber predicado los días anteriores contra el sexo y la violencia en la industria del ocio. En ese acto, Gore y su candidato a la vicepresidencia, Joseph Lieberman, bajaron el tono y prometieron que, de conquistar la Casa Blanca, no aplicarán una política de censura. "Parece que mi oponente está ensayando para una obra de Broadway, porque cada día cambia el tono", dijo Bush.

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