El puente de Esparraguera, de nuevo operativo
El puente sobre la carretera N-II en Esparreguera (Baix Llobregat) que se desplomó a causa de las fuertes lluvias registradas los pasados días 9 y 10 de junio y que provocó la muerte de dos jóvenes se abrirá este mediodía al tráfico. El Ministerio de Fomento ha invertido en la obra, que ha incluido la demolición del puente anterior, 400 millones de pesetas.La apertura del puente permitirá restituir las cuatro vías de circulación (dos en cada sentido), lo q ue aliviará las importantes retenciones en la circulación que se vienen produciendo desde junio en esta zona de la autovía. El resto del tramo de la carretera afectado por las tormentas se abrirá al tráfico a finales de octubre, según el calendario previsto. Fomento ha invertido 70 días en las obras, un tiempo calficado de récord por el propio ministerio. Los trabajos han consistido en la construcción de un nuevo puente con una luz de 160 metros con cinco vanos. Las cimentaciones, que fueron motivo de polémica los días posteriores al hundimiento del anterior viaducto, están constituidas por grupos de pilotes de un metro y medio de diámetro y 32 de profundidad. El nuevo puente está diseñado para soportar avenidas muy superiores a las que causaron el hundimiento del anterior.
El viaducto se desplomó en la madrugada del 10 de junio, en el momento en el que circulaba un vehículo con dos hermanos de Esparreguera que se dirigían al trabajo. Al resquebrajarse el puente, el coche cayó a la riera Magarola. La catástrofe se cobró otras dos víctimas: dos miembros de los equipos de salvamento de la Guardia Civil, que murieron ahogados cuando buscaban los cuerpos de los dos jóvenes.
Pese a un informe del Ayuntamiento de Esparreguera, que concluía que el viaducto estaba mal cimentado, la investigación de Fomento descartó defectos de construcción. El ministerio aseguró que la causa del hundimiento fueron las intensas lluvias, que ocasionaron que dos torrentes que confluyen bajo el puente llevaran un caudal de agua extraordinario. El informe concluía que los daños fueron consecuencia de la ocupación de parte del caudal y de su zona de expansión de avenidas por algunas edificaciones, lo que redujo el ancho por el que debería circular el agua en condiciones naturales.
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