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"Busquemos la igualdad bajando el sueldo a los hombres"

Quienes se frotan las manos pensando que en Sexo y negocios van a encontrar una guía del ligue en la oficina se van a llevar un chasco. Su autora, la polémica feminista e investigadora en relaciones sociales, Shere Hite, dice que el problema debe de estar en la traducción. Al margen del diccionario, aquí sexo es sexo mientras que ella asegura que en inglés se quería referir al género. Hay, no obstante, un capítulo dedicado a las relaciones románticas entre empleados para consuelo de los seducidos por el marketing.Lo que quería expresar Hite y contó esta semana en una entrevista previa a la presentación de su libro es que "es en el lugar de trabajo donde se nos brinda una verdadera oportunidad para crear una nueva relación entre hombres y mujeres. Aquí se plantea una auténtica revolución social que deberíamos aprovechar", augura.

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Hite repara en que es en el trabajo donde, hoy, hombres y mujeres pasan la mayor parte de sus vidas. Hasta ahora era en la familia. De ahí que a la oficina se trasladen los estereotipos de la vida privada y así no hay forma de cambiar las cosas. "Antes cualquier cosa que necesitáramos de los hombres implicaba necesariamente una relación familiar, corporal o física. Una miraba hacia el padre, el hermano o el amante. No se nos ha educado a las mujeres, y a los hombres", recalca la escritora, "para plantear una relación que no se base en estos contactos".

Según cuenta Hite en el libro, la mujer se ha incorporado al mundo laboral bajo el estereotipo de "hija complaciente", "hermana sufridora" o "mala chica" cuando se trata de aquella con carrera que ha decidido no quedarse en casa. En estas condiciones no es dificil imaginar que se plantee con frecuencia en las empresas un conflicto sexual -un 18,5% de las empleadas españolas aseguraba haber sufrido un episodio de acoso, en un reciente estudio de CC OO-. Para Hite una de las razones claras que explican este tipo de conflicto entre hombres y mujeres es que no disponemos de un esquema de relación de amistad entre ambos sexos.

Aparte de que no se ha educado a hombres y mujeres para ello, explica la investigadora, difícil está la amistad en unas condiciones laborales que ella misma reconoce de franca desigualdad. "A pesar de la lucha, y a pesar de los logros obtenidos, llevamos 25 años de cambios sin lograr la paridad salarial. Hay un debate a nivel de gobiernos acerca de esto, pero no parece que se vaya a conseguir por esta vía. Se me ocurre que una posible solución es, no pagar más a las mujeres, sino bajar un poquito el sueldo a los hombres. Equilibrar bajando, en lugar de subiendo. Llevamos escuchando desde hace mucho tiempo que las economías modernas no pueden con los costes de los salarios. Pues bien, esta sería una solución", ironiza.

Las trabajadoras suelen cobrar menos y están menos presentes en los puestos directivos. Se encuentran, dice Hite, con un "techo de cristal" que las condiciona. "Cuando se dice que no hay muchas mujeres en puestos altos se reconoce que es un hecho negativo, pero al mismo tiempo se recuerda que la mujer tiene hijos, etcétera. Esto es un argumento falso. Primero, porque la mujer no tiene hijos a cuestas para toda la vida. En España que yo sepa está teniendo sólo uno. Quizá pueda estar en casa uno o dos años, pero no para siempre. Y además, hay muchas que no tienen hijos y otras de más edad que están perfectamente cualificadas y listas, mientras las empresas deciden ignorarlo", asegura Hite. "Si la solución consistiera en reconocer que es injusto y obrar en consecuencia para solucionarlo, hubiera habido cambios. La solución verdadera es aceptar, reconocer que los hombres son también los que están bloqueados, incapaces de dar el paso", añade.

Algunos piensan que la mujer tampoco pone mucho de su parte, como Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA, uno de los responsables de las 500 empresas de todo el mundo que ha entrevistado Shere Hite en Sexo y negocios, publicado por Financial Times / Prentice Hall. "La actitud de las mujeres en el mundo laboral supone un problema. No luchan suficiente para conseguir poder", declara Cebrián a Hite. "Yo me pregunto por qué no quieren", reflexiona la investigadora. "¿Porque no quieren luchar y pelear como los hombres, o porque no quieren adoptar algunos rasgos masculinos? Lo cierto es que muchas mujeres sienten la necesidad de crear sus propias empresas porque no han conseguido lograr lo que esperaban en las ajenas. La mayoría de las nuevas pequeñas empresas creadas en Estados Unidos son de mujeres".

En opinión de Hite, si la mujer contribuye a mantener las actuales reglas del juego es porque "nosotras mismas no nos sentimos iguales, tan importantes como los hombres. Tendemos a pensar: gran jefe de familia, varón; jefe de una empresa, hombre. Es cierto que a veces hay que hacer un gran esfuerzo para plantearse qué pueden lograr las mujeres en el lugar de trabajo. Plantearnos por ejemplo: ¿nos sentimos poco naturales al decir que vamos a apoyar a una compañera en sus esfuerzos para lograr alcanzar el puesto o el nombramiento que sea? Podemos llegar a pensar que no estamos siendo honestas porque lo sentimos como algo artificial. Pero lo único que cabe es decir: vamos a seguir en ello; decir llanamente ¿en qué puedo ayudarte?"

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