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¿Seguro que hay mayoría nacionalista?

Aznar inauguró el curso con una declaración en la que afirmó que el PNV había abandonado el campo de los demócratas, pasándose al contrario. Según el diario Gara (2-9-00), esa afirmación supone reconocer que "tiene frente a sí y como enemigo a la mayoría política y social de Euskal Herria". Es un lugar común entre los abertzales dar por supuesta esa mayoría. Sin embargo, los datos no lo confirman.En las últimas elecciones, las legislativas de marzo, los partidos nacionalistas, PNV y EA, sumaron el 38% de los votos en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) y el 7% en Navarra. Euskal Herritarrok (EH) no se presentó, pero en las anteriores legislativas, en que sí lo hizo, la relación ya fue favorable a las formaciones no nacionalistas: 53% frente a 47% en la CAV y 86% frente a 14% en Navarra. No es fácil encontrar datos sobre el País Vasco francés, entre otras cosas porque ese territorio forma parte de una circunscripción electoral, el departamento de Pirineos Atlánticos, que incluye también la región del Bearn, y los porcentajes suelen darse en relación a toda ella. Así, El Correo del 17 de marzo de 1998 informaba de que los dos candidatos nacionalistas habían sumado en las elecciones regionales celebradas el domingo anterior el 5,59 % de los votos de la circunscripción. Kepa Aulestia (HB: Crónica de un delirio. Temas de Hoy. 1998) ofrece el dato de que ese porcentaje equivalía al 8% del censo del territorio vasco del departamento.

La revista del movimiento Elkarri publicó en abril un estudio sobre Cómo sería un Parlamento de toda Euskal Herria (Elkarri, nº. 59) utilizando los resultados de las autonómicas vascas de 1998, las autonómicas navarras de 1999 y las regionales francesas de 1998. Se trata en cada caso del ámbito electoral en el que los nacionalistas obtienen mejores resultados. Pese a ello, las cifras siguen sin confirmar la suposición de Gara. Las fuerzas nacionalistas suman 755.846 votos (el 46,35%) y las no nacionalistas, 883.309 (el 53,65%). La relación es casi idéntica, pero en sentido inverso a la registrada en la CAV en las últimas autonómicas: 54,6% frente a 43,6%.

Los resultados son más llamativos si se considera cada territorio por separado. Los nacionalistas serían mayoritarios en Guipúzcoa (61% frente a 37%) y en Vizcaya (53-45), pero minoritarios en Álava (40-57), Navarra (21-76) y País Vasco francés (12-86). Si se aplicase el sistema de representación territorial paritaria que rige en el Parlamento vasco (25 escaños por cada territorio), sobre un total de 125 escaños habría 49 nacionalistas y 76 no nacionalistas.

Otro editorial de Gara, publicado un día después, argumentaba que "el verdadero problema" es que algunos firmantes de Lizarra siguen otorgando al PP y al PSOE "capacidad de veto sobre el futuro de Euskal Herria". Aparte del forzado mimetismo irlandés que trasluce (veto unionista a la reunificación), la frase suena algo ridícula a la luz de los datos anteriores: a día de hoy, el objetivo de unificación política de esos territorios en un Estado vasco sólo podría alcanzarse violentando la voluntad manifiesta de sus habitantes.

El diario abertzale publicaba en la misma página una columna en la que la periodista que cada día comenta (escandalizada) lo que dicen los demás periódicos sobre el tema vasco criticaba un editorial de EL PAÍS en el que se decía que, sin los votos de EH, Ibarretxe no habría sido investido lehendakari. La periodista escribía: "A pesar del cabreo que tengo, aflora en mí la faceta misericordiosa de enseñar al que no sabe". A tal fin, aclaraba que, aun sin el apoyo de EH, Ibarretxe habría sido investido en segunda votación, aunque "un día más tarde, por la cosa del reglamento". Y concluía: "Así escriben algunos la historia".

Su afirmación es bastante osada porque Ibarretxe, sin el apoyo de los 14 diputados de EH, habría tenido, en segunda votación, los 27 votos del PNV y EA, es decir, menos que los 30 que habría sumado un eventual candidato conjunto del PP y el PSOE. Ni siquiera habría bastado la abstención de EH o el apoyo de IU; si Ibarretxe no se hubiera asegurado el respaldo de los de Otegi en la primera votación, hoy podría haber en Ajuria Enea un lehendakari no nacionalista. Y por eso no se atreve a someterse a la cuestión de confianza.

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