La nueva cara del nacionalismo serbio

Vojislav Kostunica, un decidido enemigo de Milosevic, es al mismo tiempo un ardiente nacionalista serbio. Durante la guerra de Kosovo empuñó el Kaláshnikov al lado de los francotiradores serbios. En la guerra de Bosnia protegió a un acusado de crímenes de guerra, el líder serbio Radovan Karadjic. Criticó con la mayor acritud los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia, Kosovo es para él todavía la cuna de la historia de Serbia y considera que los movimientos por la independencia de Montenegro son una traición a la patria.Su antiamericanismo le ha servido para captar muchos votos en Serbia. Las vacilaciones del Gobierno de Washington le vienen al pelo.

Aunque el presidente Bill Clinton, cerca del final de su mandato, lo que más desearía sería un cambio de dirigentes en Yugoslavia, un portavoz del Departamento de Estado norteamericano marcó discretamente las distancias. Se aprecia al señor Kostunica, dijo con prudencia, pero no se está de acuerdo con él en todo. Al fin y al cabo, el posible sucesor de Milosevic había reprochado a Estados Unidos su prepotencia hegemónica, su colonialismo, su arrogancia y su cinismo. "Los norteamericanos nos mantienen a nosotros en Serbia, y a nuestro pueblo en Kosovo, como prisioneros", despotricó. La democracia de Serbia, dijo Kostunica sin tapujos, no es de ningún modo asunto de EE UU, sino exclusivamente de los serbios.