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La cuarta crisis del petróleo

Los Quince renuncian a bajar el precio de la gasolina mediante una reducción de impuestos

El Ecofin se limita a pedir a la OPEP que aumente su producción de crudo

Los ministros europeos de Economía y Finanzas (Ecofin) se juramentaron ayer para no utilizar las bajadas de impuestos sobre la energía como medio para reducir el precio de la gasolina. Ya antes de que se alcanzara ese acuerdo, el vicepresidente español, Rodrigo Rato, rechazó esa posibilidad, que calificó de "irresponsable", y pidió al líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, que no hiciera propuestas de ese estilo. El Ecofin se refugió en la prudencia y renunció a amenazar a la OPEP en vísperas de que el cártel se reúna hoy en Viena.

Tras lanzar la víspera un claro mensaje de apoyo a un euro fuerte, los ministros del Ecofin optaron por la prudencia al abordar el problema de petróleo. Nada de amenazas a los países productores. Sólo el recordatorio de que se habían comprometido a aumentar la producción si el precio del barril seguía por encima de 28 dólares. Y desde luego nada de rebajas de impuestos para evitar que los consumidores sufran todas las consecuencias de la crisis. Y eso a pesar de que la subida del crudo incrementará las recaudaciones fiscales de los Quince por sus elevados impuestos energéticos.El vicepresidente y ministro de Economía español, Rodrigo Rato, fue de los primeros en renegar de las bajadas de impuestos. Antes de que los ministros trataran el asunto ya había salido al paso de la propuesta lanzada la víspera por el líder de la oposición, que había pedido esa rebaja para seguir el ejemplo de Francia. A juicio de Rato, eso sería "irresponsable" porque estimularía el consumo de gasolina y, a largo plazo, un aumento de la demanda que provocaría nuevas subidas del precio.

Rato evaluó en un billón de pesetas al año el coste del aumento del petróleo, pero sólo en unos 100.000 millones de pesetas el incremento de las recaudaciones fiscales, porque el impuesto sobre la gasolina es siempre el mismo, con independencia del precio del crudo. Sólo la recaudación por IVA, al ser un impuesto proporcional, aumenta si sube el precio del barril. Esos cálculos se basan en un precio medio de 26 dólares por barril a lo largo de 2000.

Línea dura

El debate llegó a la mesa de los ministros, que dudaban entre recomendar que no se utilizaran los recortes fiscales o ser más drásticos. Se impuso la línea dura. "Cada ministro ha afirmado la posición de su Gobierno de no cambiar su política de tasación del petróleo, por razones económicas y medioambientales", reza el acuerdo final, leído por el presidente del Ecofin, Laurent Fabius.Una medida de ese calibre difícilmente podría haberse tomado hace apenas semana, cuando el conflicto con los camioneros franceses amenazaba con convertirse en un problema político de gran envergadura. Pero el Gobierno francés ya ha aprobado unas rebajas fiscales de la energía para los transportistas que con el espíritu del acuerdo de ayer no podría adoptar ahora. "Hace una semana no había Ecofin", declaró con alivio y sorna el comisario español, Pedro Solbes, porque el acuerdo hubiera sido más difícil en pleno conflicto interno en Francia.

Pero los ministros reservaron la dureza para sus contribuyentes. El mensaje a los países productores fue menos duro y mucho menos concreto. Hubo la retórica habitual ("El nivel actual del precio del petróleo es motivo de gran preocupación"). Algo de candidez ("Los ministros han tomado nota de que los ministros de la OPEP habían afirmado que, si el precio del petróleo llegaba a situarse por encima de los 28 dólares hasta el 8 de septiembre propondrían un aumento de la producción"). Y una petición: "Los ministros, pues, llaman a la OPEP a poner en marcha las medidas que permitan asegurar un abastecimiento del mercado mejor adaptado a la coyuntura económica mundial".

Visión a largo plazo

Se decantaron, pues, por poco chantaje político y algo de visión a largo plazo. En el fondo no hicieron más que confirmar las tesis del jeque Yamani de que "la Edad de Piedra no se acabó por falta de piedras". Es decir, la riqueza del petróleo puede acabar más por la codicia de sus productores que por la falta de recursos. Pero la Unión Europea no respaldó esas tesis con muestras de tener una verdadera voluntad política de alentar vías energéticas alternativas al petróleo. Ésa es una aspiración que, como siempre, los ministros desean, pero sin tomar ninguna medida que respalde esos buenos deseos.

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