La ONU denuncia una nueva matanza en un campo de refugiados de Timor Occidental

Responsables de la ONU investigan la muerte de 20 personas en el campo de refugiados de Betum (Timor Occidental) y denunciaron la implacable persecución de todos los colaboradores de organizaciones humanitarias a manos de las milicias proindonesias. Una auténtica "caza al hombre". Dirigentes políticos como el primer ministro portugués, António Guterres, o el vicepresidente de la resistencia timorense, José Ramos-Horta, creen que el resurgimiento de la violencia forma parte de un plan dirigido por altos mandos del Ejército para desestabilizar el proceso democrático indonesio.

El dirigente del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Bernard Kerblat, reconoció ayer en Dili que "fuentes fidedignas" aseguran haber presenciado intensos tiroteos en el campo de refugiados de Betum, a 60 kilómetros de la frontera con Timor Oriental, donde, al parecer, fueron asesinadas 20 personas. A juicio de Kerblat, la situación en los campos de refugiados de Atambúa y Betum está "fuera de control" y "sin observadores internacionales sobre el terreno" es imposible confirmar el número de víctimas. Los funcionarios de la ONU y de otras organizaciones humanitarias decidieron el jueves abandonar Timor Occidental hasta que las autoridades indonesias garanticen la seguridad en la zona después del asesinato de cinco empleados de la ONU por las milicias proindonesias. El responsable de ACNUR afirmó que estas milicias, bajo la dirección y cobertura del Ejército de Yakarta, han emprendido una salvaje operación de "caza al hombre", en busca de colaboradores extranjeros y locales de las organizaciones humanitarias, incluyendo todo tipo de centros religiosos. El padre Miguel Celme, claretiano español destinado en Kupang, explicó ayer a este periódico que la capital de Timor Occidental "se encuentra por el momento fuera del torbellino". "Pero tememos que las represalias desatadas en Atambúa y Betum se extiendan hasta aquí", añadió. En opinión del religioso español, las milicias "responsabilizan a las Naciones Unidas y a la Iglesia católica de la victoria independentista en el referéndum de Timor Oriental y ahora mismo consideran enemigo a cualquier blanco u occidental; no sólo por aquella victoria, sino también por intentar convencer a los refugiados para que regresen a sus hogares". "Por tanto", añade, "estamos en situación de cierta emergencia, aunque los mayores riesgos se concentran, sin ninguna duda, entre los más de 100.000 refugiados y los colaboradores de las organizaciones humanitarias y sus familias".

A pesar de que el presidente indonesio, Abdurraman Wahid, se comprometió en Nueva York a enviar "dos batallones de confianza" para restablecer el orden en la zona, los responsables de la ONU no tienen ninguna información sobre su traslado a la isla y temen que los sectores involucionistas de Yakarta impidan un rápido control de la situación, como ya ocurrió tras el referéndum en la ex colonia portuguesa en agosto del pasado año. En aquella ocasión, las autoridades indonesias retrasaron durante más de quince días la llegada de la fuerza multinacional.