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Un informe aconseja vallar y alejar las antenas de telefonía móvil a seis metros de las personas

Las compañías que operan en España afirman que desconocen esas recomendaciones

Javier Arroyo

Un informe del Instituto de Salud Carlos III, del Ministerio de Sanidad, establece que la distancia mínima entre una antena base de telefonía móvil y las personas debe ser seis metros. Según el documento, "las normas de seguridad para la exposición incontrolada podrían incumplirse si las antenas se instalaran de tal manera que el público tuviera acceso a zonas situadas a menos de seis metros de las antenas" y que cuando éstas se sitúan "en, o cerca de, las azoteas de los edificios, tienen que estar acotadas". Las operadoras españolas dicen que no cumplen estas normas porque las desconocen.

Ordenanzas municipales

El número de antenas de telefonía móvil instaladas en España alcanza las 22.000 (Telefónica Móviles reconoce unas 9.000; Airtel y Amena, 6.500) y la mayoría de las ubicadas en territorio urbano se encuentra en las terrazas y azoteas de los edificios más altos. Ninguna de las tres compañías que operan en el país afirma que cumple estas recomendaciones procedentes del Área de Toxicología del Carlos III, aunque sí mantienen que vallan sus infraestructuras sólo con el objetivo de evitar daños a los equipos. Sólo un portavoz de Telefónica Móviles manifestó que su compañía cumple "una distancia de seguridad mínima de 3 metros". Las antenas de telefonía móvil digital GSM -sistema mayoritario hoy día y que sustituyó al anterior sistema analógico- comenzaron a instalarse en España en 1995 y en pocos años se han multiplicado en el paisaje urbano y rural de España y de otros países. Las radiaciones electromagnéticas que emiten son no ionizantes; eso quiere decir que no tienen energía suficiente para modificar las moléculas de las células vivas, aunque sí producen calor. Los efectos de este aumento de temperatura en los tejidos humanos centran ahora las preocupaciones de los científicos.

La legislación sobre la instalación de postes de telefonía celular está regulada, en lo que respecta a emisiones electromagnéticas y otras especificaciones técnicas, por el Ministerio de Fomento. Su ubicación en zonas urbanas es, sin embargo, un asunto meramente urbanístico, regulado por las ordenanzas municipales que sólo requieren una descripción genérica de la actividad a la que destinarán el equipamiento, sin necesidad de ofrecer más datos sobre las características técnicas de los equipos.En España aún no se ha establecido ningún equipo de trabajo sobre el asunto y, de hecho, el informe del Carlos III se basa en datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de otra literatura científica. La UE, la propia OMS y países como el Reino Unido sí han establecido grupos de trabajo al efecto. Tanto los informes de la OMS -en la que aparecen técnicos de 21 países, pero ninguno español- como el de la UE tardarán aún varios años en concluirse.

Sí está terminado, en cambio, el informe realizado por un grupo de expertos independientes encargado por el Gobierno británico. Aunque no contiene conclusiones definitivas, resume perfectamente el estado de las investigaciones actuales sobre la materia: no hay evidencia de que la exposición a las radiaciones de estas antenas causen efectos perversos en la salud de la población general; sin embargo, afirma el estudio británico en sus conclusiones, hay resultados que sugieren que pudieran existir ciertos "efectos biológicos" en exposiciones a estas radiaciones, incluso dentro de los límites actuales. Por tanto, concluye, no es posible afirmar con total seguridad que no hay ningún riesgo por lo que "las lagunas en el conocimiento" justifican ciertas precauciones.

Una de esas recomendaciones es precisamente el establecimiento de "zonas de exclusión" alrededor de las antenas base y "que se preste atención especial a la ubicación de antenas en zonas cercanas a escuelas y otras áreas sensibles". Varios países han tomado ya medidas en este sentido: el Gobierno de Noruega no permite la instalación de este tipo de antenas en colegios o parvularios. El australiano recomienda alejar estas antenas más de 500 metros de centros escolares o frecuentados por niños.

Otra de las recomendaciones del grupo independiente británico es que los operadores compartan estas antenas. Nada que ver con lo que ha ocurrido en España, donde como insiste un representante de Airtel, "no se comparten porque Telefónica no quiso en su momento, lo que nos obligó a multiplicar el número de antenas y el gasto". La lucha por el mercado implica que donde está uno de los proveedores, aparecen inmediatamente los otros dos, triplicando el número de mástiles.

En la Unión Europea sólo existe una recomendación del Consejo de Europa del 12 de julio del año pasado en la que no establece distancias mínimas e invita a investigar los efectos de los campos electromagnéticos producidos.

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