El director defiende el rodaje en tres idiomas
Vestido con un pareo y una camisa que le dejaba al aire los brazos rollizos, Julián Schnabel se presentó ayer ante los periodistas de Venecia a la defensiva. "Usted no hace preguntas, sino declaraciones", le dijo al primer incauto que rompió el hielo en la rueda de prensa de presentación de Before night falls (Antes que anochezca). La película, basada en la novela homónima de Reinaldo Arenas (Cuba, 1943-Nueva York, 1990) escritor homosexual que acabó su vida en el exilio maldiciendo a Fidel Castro, ha sido acogida en el festival con división de opiniones.La segunda intervención del pintor Schnabel (Nueva York, 1951) fue para advertirle a Javier Bardem, que pretendía contestar en su propio idioma a un periodista español: "Aquí sólo se habla inglés, italiano y francés". Es difícil saber si había ironía en sus palabras, pero el resultado inmediato fue que Bardem le hizo caso y habló sólo en inglés.
Y eso que el propio Schnabel considera su película un ejemplo de filme "plurilingüe" (o "todo revuelto"), hablado en inglés pero en el que se intercalan largas parrafadas de Arenas-Bardem en español y algunas frases en francés. "Mi mujer es vasca, y habla cinco idiomas; su padre era antifascista, y vivieron 10 años en el exilio en Francia", dice Schnabel; "mis hijos hablan inglés y español". En la película, el uso del inglés en las conversaciones entre campesinos cubanos, por ejemplo, no resulta de todo convincente.
Fuerza
Reinaldo Arenas, un artista autodidacta, con dificultades de expresión verbal pero con una poderosa fuerza en la escritura, vivió en Cuba hasta 1980, fecha en la que Castro autorizó la salida de 250.000 personas con antecedentes penales, problemas psíquicos u homosexualidad reconocida. "Arenas cumplía dos de los tres requisitos, lo único que no tenía era trastornos mentales", comentó Schnabel.El escritor llegó a Nueva York medio destruido y en la Gran Manzana terminó por suicidarse, con la ayuda de un amigo que puso fin a una vida ya consumida por el sida. "Pasó en Cuba, pero podría haber ocurrido en cualquier otro sitio", insistió ayer Schnabel. "Hemos visto que el Papa tiene también algunos problemas para aceptar a los homosexuales", añadió el director. "No pueden comprender que es así la naturaleza humana y que no hay nada anómalo en la homosexualidad". La película insiste, de hecho, en la doble condición de Arenas, escritor sin domesticar por el régimen y homosexual declarado, que además poseía "un enorme sentido del humor".
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