Compromiso cívico
Tras la muerte de Miguel Ángel Blanco auguré que nada iba a ser igual después de su asesinato. El clamor popular y la voluntad decidida del Gobierno vasco de aislar a los violentos invitaban a pensar en una unidad de acción de los partidos que integraban el llamado bloque democrático. Debo decir que mi diagnóstico fue equivocado y que ese sentimiento solidario que comprendí había calado entre los vascos ha sido utilizado por ciertos partidos para hacer apología de nacionalismo de baratillo y romper el deseo de convivencia expresado por la mayoría de éste pueblo. El asesinato de Manuel Indiano forma parte de esa dinámica absurda de muerte y destrucción que siguen alentando sectores inmovilistas de esta sociedad, en aras a la consecución de una delirante idea de construcción nacional. ¿De verdad alguien puede pensar que se puede construir un país asesinando vilmente a aquellos que piensan de manera diferente? Es una pérdida irreparable, como lo son todas y cada una de las muertes ocurridas hasta la fecha.Estoy de acuerdo que quien mata es ETA, y sólo ésta es la responsable de sus asesinatos, pero sí quiero hacer un llamamiento desde la cordura y sensatez para que el PNV y EA eviten la fractura social de éste país. Es preciso que cierren el triste famoso "paraguas" con el que cubren a los radicales y asuman con responsabilidad las tareas de gobernar para todos y frente a los violentos. Aquellos militantes de la izquierda abertzale que quieran dejar las posiciones radicales que defiende su coalición, deberán protegerse utilizando los recursos que la democracia y las instituciones ponen a su disposición. Ojalá que ETA y su entorno fueran tan generosos con sus víctimas.
Respecto al entorno de violencia en el que nos movemos últimamente, es preciso hacer causa común y entender que frente a conductas intolerantes y fascistas solo cabe el compromiso y la implicación. Es preciso articular un movimiento ciudadano que aglutine a diferentes colectivos cuyo denominador común sea trabajar en defensa del derecho a la vida y la libertad allí donde la misma se cuestione, centros de enseñanza, barrios, asociaciones etc. De lo contrario nos resignaremos a lamentar en cada ocasión la falta de una libertad por la que no hemos luchado decididamente.
Estoy seguro que Manuel y todas las víctimas de la barbarie de ETA están muy cerca de nosotros, animándonos a seguir trabajando para evitar que éste pais se convierta en un paraíso de bandoleros y que con el impulso de toda la sociedad cristalice un modelo de convivencia y de respeto de los valores democráticos que nos haga sentirnos orgullosos de llamarnos vascos.- Jesús López Carrascal. Bilbao.
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