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La pérdida de dos motores hizo fracasar el aterrizaje del Concorde

El piloto del Concorde de Air France que se estrelló el pasado 25 de julio puede que tomase la decisión correcta al apagar el motor número dos, pero fue eso lo que precipitó el aparato contra el suelo. Poco después, el motor número uno, que, como el número dos, se encuentra bajo el ala izquierda del avión, se quedaba sin combustible y dejaba de funcionar, explicaron ayer los investigadores al presentar el informe difundido el día anterior por Internet. Con sólo los dos motores del ala derecha activos, el Concorde no podía ni continuar el despegue ni aterrizar.

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Una pieza en la pista

En el momento del despegue, al recibir a las 16.43.13 el mensaje de la torre de control de que había fuego en una de las alas y comprobar, nueve segundos después, en su panel de control que las llamas afectaban la zona de los motores, el comandante Marty procedió a apagar el número dos, que funcionaba de manera irregular, y a continuar el despegue sólo con los motores uno, tres y cuatro. El problema se produjo, al parecer, 50 segundos más tarde, cuando la fuga de carburante que alimentaba las llamas dejó sin combustible al uno.Con sólo dos reactores y los dos en la misma ala, el avión no podía intentar un aterrizaje de urgencia. El Concorde no fue diseñado para despegar con sólo dos de sus cuatro motores operativos. Perdieron la vida 113 personas en el siniestro.

La BEA (Oficina de Investigación de Accidentes) precisa que "la tripulación no tenía manera de saber la naturaleza del fuego ni de luchar contra él". O, lo que es lo mismo, no sabía con exactitud lo que ardía. Al detectar una pérdida de potencia en el motor número dos, e interpretar ésta como causada por el fuego, el comandante tomó la decisión lógica, renunció a ese reactor para evitar su posible explosión, pero todo fue en vano. En cambio, de haber seguido con ese motor en marcha, a pesar de su escasa potencia, tal vez hubiese podido alcanzar la pista de socorro del aeropuerto de Le Bourget. Lo que sí sabe la BEA es que ninguno de los motores ardió mientras el aparato estuvo en el aire, que no era el fuego lo que les amenazaba de inmediato, sino, muy probablemente, el quedarse sin combustible.

El portavoz de la BEA, Paul- Louis Arslanian, confirmó también que la pieza metálica de 43 centímetros que se hallaba en la pista 26 en el momento del despegue del Concorde era la causante del estallido de los neumáticos. "Se trata de una pieza de origen aeronáutico", aunque eso no es lo importante, sino saber "cómo pudo encontrarse en la pista. Y eso aún no lo sabemos". Lo que sí sabe la BEA es que la revisión y la limpieza de la pista, prevista para las tres de la tarde (el Concorde despegó a las 16.42), no se efectuó ese día 25. La primera inspección se había hecho a las cuatro y media de la mañana; a mediodía se hizo otra parcial, necesaria por un incidente provocado por el choque de un ave con un avión, pero la de las tres se había aplazado para que los bomberos pudiesen efectuar unos ejercicios de entrenamiento. "Los bomberos son profesionales y hubieran comunicado cualquier anomalía de haberla detectado en la pista", dijo un responsable de la sociedad Aeropuertos de París. Respecto al tiempo que puede necesitar la BEA para llegar aconclusiones definitivas y la reconstrucción de esos minutos fatales, Arslanian no fue muy preciso. "Nos harán falta meses, puede que años", dijo el portavoz de la BEA.

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