Libertad para Nino

Señor Aznar, señora Villalobos, señores ministros, ¿de qué tratan ustedes en sus consejos? ¿Es que no les parece importante que un inocente esté en la cárcel? Deberían pasar por lo mismo. ¿Por qué hacen oídos sordos al clamor que surge de los que conocen a Nino, el insumiso José María Trillo, el inocente en la cárcel, pidiendo su libertad inmediata? Familia, amigos, compañeros, el Ayuntamiento de Sevilla, la Junta de Andalucía, la Universidad Hispalense, toda Sevilla pidiendo el indulto de Nino y el Consejo de Ministros sordo y ciego. ¿Qué beneficio corre peligro? ¿Qué parcela de poder pueden perder? ¿A quién le conviene que Nino esté en la cárcel?Hace ya mucho que la cárcel fue el lugar de los buenos. Ustedes, señores del Gobierno, lo ratifican. Los inocentes encerrados y los gánsteres en la calle, medrando, agasajados, celebrados. Ese festín de buitres no es para estómagos delicados. Les escribo esta carta empujado por la envidia. Sí, tengo envidia de Nino. ¿Por qué esta él en la cárcel y yo fuera? Si tuviera la misma edad que Nino, si me obligaran a hacer el servicio militar, tengan la seguridad de que haría lo mismo que él. Por tanto soy culpable de insumisión y merezco la cárcel. Quiero estar con los inocentes, encerrados en la cárcel, y no con los culpables, fuera, en una ficción de libertad. Con Nino entra la libertad en la cárcel. Yo quiero estar con ella.- Antonio Sáseta Velázquez. Sevilla.