Un informe de Adena prevé que el cambio climático dañará irreversiblemente a un tercio de los ecosistemas

Deshielo

La tercera parte de los hábitats naturales del planeta desaparecerá o quedará gravemente dañado por efecto del cambio climático, según un estudio patrocinado por la organización ecologista World Wildlife Found/Adena, dado a conocer hoy. El informe, llamado Declive de la Biosiversidad Terrestre por el Cambio Climático, señala que en las latitudes septentrionales, donde se predice un calentamiento más rápido, podrían perder hasta un 70% de sus hábitats. En esa situación se encuentran Canadá, Rusia y Escandinavia. Otros países septentrionales como Kirguizistán y Letonia, Bután y Mongolia o Uruguay en el hemisferio sur, perderán un 40% de su fauna endémica. Especies propias de sus costas e islas se sumarán al grupo de las que están en peligro de extinción, debido a la conjunción de océanos con una temperatura en aumento, la elevación del nivel del mar y el desplazamiento a otros lugares de las zonas bioclimáticas.Según Adam Markham, coautor del informe y director de la organización Clean Air-Cool Planet (Aire Limpio, Planeta Frío), "a medida que se acelera el calentamiento del planeta, las plantas y animales se verán sometidos a crecientes presiones para emigrar, con el fin de encontrar sus nuevos hábitats adaptados a sus condiciones de vida. Muchos no serán capaces de moverse con la rapidez suficiente. En algunas regiones, las plantas deberán trasladarse diez veces más rápido que durante la última glaciación para poder sobrevivir. Muy probablemente, el cambio climático acarreará la extinción de muchos animales y plantas.

Las especies más amenazadas son las raras o las que habitan zonas aisladas o fragmentadas. Es el caso de papión gelada de Etiopía, el possum pigmeo de las montañas australianas, la mariposa Monarca en su hábitat invernal de México y el correlimos cuchareta en el oriente ruso. En Estados Unidos, la mayoría de los bosques de piceas y abetos de Nueva Inglaterra y Nueva York podría desaparecer. Varios hábitats raros que sobreviven en regiones remotas, pero valiosos desde el punto de vista de la biodiversidad, en el norte de Alaska, la península rusa de Ramyr y el sureste de Australia podrían reducirse en un 20%. Al sapillo dorado de Costa Rica se le da por extinguido, igual que al carbonero común en Escocia. El arrendajo azul ha adelantado el comienzo de su reproducción en Arizona (Estados Unidos); las mariposas se están desplazando hacia el norte de Europa, y los mamíferos de muchas regiones del Ártico, incluídos los osos polares y los caribúes, empiezan a acusar el impacto de la reducción de los hielos marinos y el calentamiento de la tundra.

Lester R. Brown, presidente del Worldwatch Institute, recordaba ayer que en las últimas cuatro décadas la capa de hielo del Ártico se ha reducido un 42% y Groenlandia, mientras gana hielo en altitudes elevadas, lo pierde en las bajas. El conjunto de la isla pierde 51.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, una cantidad similar a la que fluye por el río Nilo.

Brown se hace eco de un informe elaborado por un equipo de científicos británicos y norteamericanos en 1999, según el cual el hielo de la Antártida está en retroceso. Desde mediados de siglo hasta hace tres años se han desintegrado más de 7.000 kilómetros cuadrados de hielo (una superficie similar a la de toda la provincia de Cádiz o la Comunidad de Madrid). Los científicos atribuyen el deshielo al aumento de 2,5 grados de la temperatura media desde 1940.

Según Lisa Mastny, colega de Brown, el número de glaciares en el mundo se ha reducido de los 150 que había en 1850 a los 50 de hoy. El servicio geológico de Estados Unidos advierte de que los 50 supervivientes desaparecerán en los próximos 30 años.