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Cultura y espectáculos

Antonio López encuentra la mirada libre de Velázquez a la sombra de "Las Meninas"

Un hecho espiritual

Las meninas vistas por Antonio López. El Museo del Prado abierto en exclusiva para la ocasión (el lunes es día de cierre). Ese era el regalo que Francisco Umbral pensaba hacer ayer por la tarde al medio centenar largo de alumnos matriculados en su curso de verano de la Universidad Complutense. Pero el pintor de Tomelloso (Ciudad Real) tenía otros planes. De entrada, dio su charla de espaldas a la obra maestra del artista sevillano. Prefirió hablar del artista que de la obra."Velázquez no es Las meninas, eso no es verdad, Velázquez es siempre la misma persona y la misma mirada insobornable". Se hartó López de repetir que la enseñanza y el espíritu de Velázquez están en la libertad y la humanidad de su mirada, que es la misma en toda su obra. "El pintor evoluciona, pero el hombre excepcional está ya presente en sus primeros cuadros".

El artista y forzado guía no se sentía cómodo hablando en público y no lo disimuló. "Este acto es antivelazquiano", comenzó, "convertir en espectáculo lo que debería ser mera contemplación". El académico y ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1985 tardaba en arrancarse -"de Velázquez ya se ha dicho todo, sólo queda dejarse empapar"-, pero al final pudo más la pasión que el pudor, y comenzó su elogio de la mirada del artista.

"Todo el mundo acepta que Velázquez es el máximo pintor español, pero es tan difícil verlo". Para López, quien aseguró haber visitado tantas veces la obra de Velázquez que hablar de ella le resultaba tan embarazoso como hablar de un familiar, los cuadros del genio sevillano ofrecen una visión diferente cada día, que "a veces te embelesa y otras te rechaza como una puerta que nunca se abre". López dice que Velázquez, "un maestro sin penetrar", es el único de los pintores antiguos cuyo significado sigue siendo difícil, sólo comparable en su complejidad al del arte contemporáneo, "entender su pintura, descifrarla, resolverla definitivamente es algo que se le ha escapado a nuestra cultura".

Entre las muchas cualidades únicas de Velázquez, López destacó especialmente su inteligencia. "Es casi el único pintor inteligente del arte español, que en general está basado en algo muy visceral y poderoso, pero alejado del conocimiento de las cosas". El académico dijo de Velázquez que es un caso único de artista que confía tanto en la vida y en los seres que le rodean que piensa que no necesitan aliño y los pinta sin ningún énfasis. "Su pintura es tan grande, conmovedora y misteriosa porque contiene todos esos elementos intelectuales que no aparecen en el figurativismo posterior", explicó.

Ni siquiera está exenta la genialidad de Velázquez de las excepciones: "Los retratos ecuestres, que no son su espacio. Pero al artista hay que juzgarle por sus aciertos y achacar sus desaciertos a la sociedad que le tocó vivir", sentenció el pintor. López afirmó que cada vez que alguien expresa sus dudas sobre las virtudes de lo español, él piensa en Velázquez. "No ha habido nunca pintor conocido en toda la tierra con una mirada tan sabia, solidaria y humana como la suya".

Medalla de las Bellas Artes en 1983 y premio Príncipe de Asturias en 1985, López realizó a lo largo de su improvisada charla varias comparaciones entre Velázquez y Goya. Siempre salió mejor parado el andaluz que el aragonés. "Goya, como Rembrandt, da continuamente pistas para entender sus cuadros, y Velázquez te deja solo con su pintura". La Venus del espejo de Velázquez no es más que una mujer desnuda, mientras que La maja desnuda de Goya está poseída por el demonio del artista. Opina López que Goya juzga lo que le gusta y lo que no, mientras la sabiduría de Velázquez se limita a presentar las personas y los objetos tal como son: "Los presenta delante de ti y piensa que eso es suficiente, no te facilita las cosas, por eso es difícil entenderle. Es tan sabio que no te orienta más de la cuenta". En este sentido, cree el pintor que sólo Veermer es comparable a Velázquez. "Esa mirada le distingue de todos los pintores que han existido y de todos nosotros, es la mirada que nos hace acercarnos a él". Respecto al significado actual de la obra de Velázquez, dijo López que "en una época ruidosa, imprudente y osada como la actual, que es la menos velazquiana posible, para todos nosotros significa mucho su inteligencia, su silencio, su profundidad".

López se refirió al arte actual como "el momento de Velázquez, que empezó cuando los impresionistas se dieron cuenta de que el mundo que nos rodea es el único que hay. Velázquez hizo eso mismo de manera sutil y maravillosa". En su opinión, Velázquez es una forma de mirar tan objetiva que se puede mirar a sus personajes como a una persona real.

Ni siquiera cuando una oyente le propuso: "señor López, ¿no podía usted llevarnos de la mano para acercarnos al misterio del cuadro?" quiso el artista hablar de Las meninas. "No puedo caer en la trampa de explicar el cuadro, tampoco inventó tanto, todo lo grande está en su mirada, es un hecho espiritual". Según López, él jamás habla con sus colegas del cuadro en esos términos, "claro que dibuja bien, y que la luz entra por la derecha pero ilumina todo el cuadro, y que maneja la perspectiva con soltura, pero todo eso estaba ya en el lenguaje de la pintura de su época. La novedad que aporta Velázquez está en sí mismo, en el calado de su forma de contemplar el mundo". López también se refirió de puntillas a lo acertado del color del suelo, que logra que todos los elementos pesen, y a cómo llena el bastidor sobre el que pinta Velázquez en el cuadro el espacio aéreo. No hubo más referencias directas, pero aportó un ejemplo de cómo Velázquez reflejaba la vida sin interpretarla: "La Gioconda no puede dejar de reír, pero en la escena de Las meninas todo podría cambiar de posición y seguiría siendo el mismo cuadro".Lo que hace a Velázquez diferente de todos los demás artistas a los ojos de López es que hace de la pintura un acto de fe, y cree sobre todo en el hombre "corriente y moliente". Por eso pinta a los bufones con el mismo respeto que a los reyes. Según López, el pintor regio es "un servidor que no sirve, que no se deja sugestionar por la mirada del papa o del rey y nos da una lección de libertad extraordinaria".

López recibirá un homenaje el viernes dentro del curso que dirige Umbral con la proyección de algunos fragmentos de El Sol del membrillo, la película que rodó Víctor Erice sobre su proceso de creación artística.

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