La guerrilla filipina libera a cinco de los turistas occidentales secuestrados en Joló
Cinco de los 13 rehenes que permanecían en poder de una guerrilla filipina separatista desde el pasado mes de abril en la isla de Joló fueron liberados ayer. Sin embargo, la alegría de su liberación quedó ensombrecida por el destino de los ocho que todavía quedan en poder del grupo islámico Abu Sayyaf. Los liberados, con la mediación de Libia, son un alemán, dos francesas, una periodista de origen libanés y una surafricana. Todos presentaban un aspecto aturdido bajo la luz del sol momentos después de que fueran entregados por los guerrilleros a un intermediario.
Alivio occidental
La mayoría de los rehenes fueron secuestrados el pasado 23 de abril en un enclave turístico de Indonesia y desde allí trasladados a la isla filipina de Joló, donde Abu Sayyaf exige la creación de un Estado independiente. El pasado 9 de julio, un equipo francés de televisión que se encontraba cubriendo la crisis fue retenido por los guerrilleros. Con las cinco liberaciones, todavía ocho personas, siete extranjeros y un filipino, permanecen en manos de los rebeldes, aunque los mediadores creen que pueden ser liberados en una semana."Todo está bien, estamos libres", decía entre sollozos Marie Moarbes, una de las rehenes. "Nos sentimos aliviados, pero no estamos contentos porque hemos dejado gente atrás, luego ésto todavía no ha terminado para nosotros". Otra de las liberadas, la francesa Sonia Wendling, se abrazaba al jefe de los negociadores, Robert Aventajado, y entre sollozos pedía por su hijo, Marc, todavía en poder de los guerrilleros. Los negociadores señalaron que los rehenes liberados pasarían la noche en Filipinas a la espera de que hoy fuera liberado otro más, presumiblemente la surafricana Carel Strydom.
Desde un pequeño campamento militar en Joló, los rehenes fueron trasladados en helicóptero a la ciudad de Zamboanga, donde diversos familiares y diplomáticos los recibieron. Desde allí han viajado hasta la ciudad de Cebu, donde estaba previsto que pasaran la noche en espera de viajar hoy hasta Libia.
El régimen de Muammar el Gaddafi ha protagonizado la mayor y más exitosa iniciativa con vistas a la liberación de los rehenes occidentales. Algunos analistas opinan que es un intento de mejorar la imagen internacional del régimen, aislado a raíz de su implicación en el atentado en 1988 contra un avión de la compañía estadounidense PanAm que estalló sobre la localidad escocesa de Lockerbie.
Funcionarios filipinos impidieron ayer que diplomáticos y personal libio acudieran a la liberación de los rehenes, filmada profusamente por las televisiones internacionales, con grandes retratos de Gaddafi.
Fuentes cercanas a la negociación aseguran que Libia ha pagado como rescate una cifra cercana al millón de dólares (unos 185 millones de pesetas) por cada rehén liberado y ha aceptado financiar proyectos de desarrollo en el empobrecido sur de Filipinas; sin embargo, fuentes oficiales tanto de Manila como de Trípoli negaron que haya habido cualquier tipo de pago. A pesar de esto, fuentes militares filipinas aseguraron que, con anterioridad, los guerrilleros recibieron unos 5,5 millones de dólares en concepto de adelanto por la liberación de los extranjeros. Siempre según las mismas fuentes, la citada cantidad habría sido gastada en armas y municiones.
Los Gobiernos occidentales cuyos ciudadanos están implicados en el secuestro reaccionaron con alivio ante la liberación de los cinco rehenes. Un portavoz del Ministerio de Exteriores de Suráfrica, Ronnie Mamoepa, señaló en Johanesburgo que la liberación "constituye un paso en la dirección correcta", y expresó su esperanza en que a esta buena noticia le siga la de la puesta en libertad del resto de los secuestrados.El ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, declaró por su parte: "Doy las gracias a todo el mundo que ha trabajado por la liberación de los cinco rehenes y especialmente a los negociadores de la parte libia". En Francia, el presidente de la República, Jacques Chirac, y el primer ministro, Lionel Jospin, también acogieron con elogios la liberación de sus compatriotas.
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