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Electricidad al desnudo

Un estudio revela el coste ambiental de la energía según los sistemas de producción

Desde el movimiento ecologista, y determinados círculos científicos, hace tiempo que se viene apostando por las energías renovables como alternativa limpia a los sistemas convencionales de producción eléctrica. No sólo se trata de una cuestión relacionada con la calidad ambiental, sino que también hay ventajas económicas que hasta ahora apenas se han evaluado. Un estudio, patrocinado por la Asociación Española de Productores de Energías Renovables, desvela el impacto real que causan los diferentes sistemas de producción de electricidad, desde las centrales nucleares a los parques eólicos.

Cuando pulsa el interruptor de la luz, ¿qué consumidor conoce la compleja cadena de elementos que ha hecho posible que una bombilla se encienda? En cierta forma la producción de electricidad es un fenómeno mágico, aunque convivamos con él de forma cotidiana. Pocos reparan en el peligroso tránsito de petroleros, la discutida construcción de grandes presas o la polémica explotación de centrales nucleares. El impacto ambiental de los diferentes sistemas de producción energética no está presente a la hora de consumir este recurso a escala doméstica, y tampoco se manifiesta en la factura que ha de abonarse a las compañías.Las fuentes energéticas convencionales, basadas en el uso de combustibles fósiles y uranio, sólo incorporan en su precio final los costes privados que se originan en la fase de generación, pero no los relacionados con el impacto ambiental y social, costes que repercuten sobre la sociedad en su conjunto y no sobre los propios consumidores.

La única forma de conseguir mayor transparencia en este sector es cuantificando esos impactos y estableciendo un baremo comparativo, algo que, por primera vez en España, ha llevado a cabo un grupo de especialistas convocados por la Asociación Española de Productores de Energías Renovables. El estudio evalúa y compara los ocho principales sistemas de producción de electricidad (cinco convencionales y tres renovables) tomando como referencia plantas de potencia homogénea. Durante dos años se han analizado, en diferentes puntos de España, los impactos causados por las centrales térmicas de lignito, las de carbón, las de fuel-oil, las de gas natural y las nucleares, junto a los parques eólicos, centrales minihidráulicas (de menos de 10 Megavatios de potencia) y sistemas solares fotovoltaicos.

En cada caso se ha estudiado su repercusión en el calentamiento global de la atmósfera, destrucción de la capa de ozono, lluvia ácida, aumento de nutrientes en las aguas continentales (eutrofización), emisión de sustancias cancerígenas, agotamiento de los recursos, generación de residuos industriales y radiactivos, contaminación por metales pesados y nieblas químicas. Asimismo, se ha analizado cada proceso a lo largo de todo su ciclo, desde la extracción de materias primas hasta la gestión de los residuos.

Con toda la información se ha establecido un baremo en el que se utilizan los denominados "ecopuntos de impacto", unidades de penalización que señalan el mayor o menor daño provocado por cada uno de los sistemas de producción energética. Mediante este procedimiento ha podido establecerse que las centrales térmicas alimentadas con combustibles fósiles tradicionales (lignito, petróleo y carbón) son, con diferencia, las más agresivas, ya que las tres superan los 1.000 ecopuntos, y en lo que se refiere al lignito el balance se acerca a los 2.000 ecopuntos.

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Las centrales nucleares se sitúan en una posición intermedia (672 ecopuntos), por encima de las que emplean gas natural (267 ecopuntos). Como era previsible, los parques eólicos (65 ecopuntos) y las centrales minihidráulicas (5 ecopuntos) son las fórmulas más respetuosas con el medio ambiente.

Curiosamente, los sistemas solares fotovoltaicos obtienen 461 ecopuntos, un valor muy elevado para un sistema renovable. Esto se debe al elevado consumo de electricidad que se requiere todavía a la hora de fabricar células fotovoltaicas, y el origen de dicha electricidad, en el que hay una elevada componente térmica y nuclear.

Aunque los resultados del estudio coinciden con la opinión que se venía manifestando en amplios sectores de la comunidad científica, el baremo permite establecer curiosos análisis comparativos. Así, es posible afirmar que las energías convencionales causan un impacto 31 veces mayor que el de las energías renovables. De la misma manera, producir un kilovatio/hora con el mejor sistema renovable (el minihidráulico) origina un daño ambiental 300 veces inferior al que produce una central térmica de lignito, 250 veces menor que si se usara carbón o petróleo, 125 veces inferior al de una nuclear y 50 veces por debajo del causado por una central térmica de gas natural.

La cuantificación de estos impactos permitirá, en una segunda fase del estudio que ya se ha iniciado, su valoración en términos monetarios, de forma que se conozca el coste real de los mismos y pueda incorporarse al precio final de la electricidad según su procedencia.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Competencia desleal

A pesar de las ayudas oficiales, los productores de energías renovables se quejan de no poder competir, en igualdad de condiciones, con los sistemas convencionales. Y ésta es una situación a la que no quieren enfrentarse cuando en el año 2003 culmine el proceso de liberalización del sector, momento en el que cualquier consumidor tendrá derecho a elegir la compañía suministradora. En esas circunstancias, los precios serán la variable que inclinará la demanda hacia una u otra firma, y en ellos deben estar incluidos todos los costes para que el mercado no se vea sometido a las distorsiones que sufre en la actualidad.Más allá de una concepción puramente romántica, un paisaje hermoso, una atmósfera limpia o un río que discurre sin trabas artificiales, son elementos que tienen un elevado valor social, aún cuando sea difícil ponerles precio. Elementos que, por desgracia, se suelen apreciar cuando han desaparecido o están en peligro. Alguien ha usado, para reforzar esta tesis, un símil médico: Si tenemos que decidirnos entre dos tratamientos que pueden aliviarnos una dolencia y uno de ellos, aunque más barato, nos provoca la caída del pelo y una molesta erupción cutánea, ¿cuál elegiremos? ¿Cuál es, en realidad, el más caro?

Mientras no se cuantifiquen y analicen los costes externos que soporta cada uno de los sistemas de producción energética, los autores de este estudio consideran imprescindible el mantenimiento del actual sistema de bonificaciones a la generación de electricidad mediante fuentes renovables, así como los diferentes programas que incentivan el uso doméstico de este tipo de energía limpia. Ésta es, a su juicio, la única manera de cumplir las previsiones del Gobierno que, en el horizonte del año 2010, pretende conseguir que el 12 % del consumo primario de energía proceda de fuentes renovables.

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