Al alcalde
El pasado mes de abril acabaron de arreglar la acera de la esquina de las calles Labrador y Martín de Vargas. Aunque el tramo de acera no era mayor de 15 metros, tardaron más de un mes en acabar la obra. Más de un mes de continuas molestias a los vecinos, ruidos insoportables y permanentes trabas al tráfico, que se traducían en irritantes bocinas de coches. Pero valió la pena, pues llevábamos desde noviembre reclamando que nos pusieran esa acera.Mi sorpresa es que ahora, cuatro meses después de la prolongada (aunque mínima) obra, vuelven a levantar la acera de esa esquina para poner un paso de peatones.
Creo que la persona autora de dicha ocurrencia lo ha pensado con notable retraso y su lentitud en la generación de ideas tiene un alto coste en molestias al vecindario, así como también un precio que pagamos entre todos: arreglar una esquina de acera costará el doble de lo necesario que si hubiera pensado a tiempo. Ya sé que las trabas administrativas son múltiples y la coordinación difícil, pero precisamente para eso les tenemos en nómina, para que solucionen los problemas de los ciudadanos: ése es el trabajo del alcalde y sus colaboradores.-