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El comisario de Arrecife acusa a la familia del guineano de haber manipulado su cadáver

Tomás Martín Consuegra, responsable de la comisaría de Arrecife, donde murió el pasado 20 de mayo el ciudadano guineano Antonio Fonseca, acusó ayer a la familia del fallecido de haber manipulado su cuerpo tras la primera autopsia. "Se hicieron fotos y se manipuló el cadáver con unos actos demenciales en un Estado de derecho", declaró al diario La Provincia. Ésta es la tercera versión del caso que se ofrece desde la policía. Amalia Fonseca, hermana del fallecido, y José Antonio García Andrade, el forense que realizó la segunda necropsia, desmintieron ayer tajantemente estas acusaciones.

"Ya estoy harta"

Martín Consuegra insistió, además, en que la primera autopsia, "donde el médico forense no observó ningún signo externo de violencia y la hipótesis más verosímil era la ingestión de drogas", avalaba la tesis que ofreció la comisaría de Arrecife. García Andrade respondió de inmendiato: "Un forense detecta sin duda ninguna si un cuerpo ha sido manipulado después de muerto, cuando el organismo ya no tiene reacción vital alguna". Con ésta son ya tres las versiones que se han dado sobre la muerte del ciudadano de Guinea Bissau, de 32 años. La hipótesis esgrimida en un principio por la policía fue una sobredosis de estupefacientes que habría culminado con una parada cardiorrespiratoria. La primera autopsia recogía, de hecho, esta posibilidad como causa de la muerte, ya que no apreciaba lesiones externas que hubieran podido provocarla.

Presunción de inocencia

Hace dos días, una nota de la Dirección General de la Policía afirmaba que Fonseca se golpeó con un retrovisor cuando intentó huir de los agentes que trataban de detenerlo, y que después tropezó y cayó al suelo. Por último, ayer el comisario de Arrecife señaló que hubo una manipulación del cuerpo posterior a la primera autopsia.

Persecución

Esta última versión, que afecta directamente a la familia del fallecido, sorprendió e indignó a su hermana Amalia. "Que no inventen; ya estoy harta. ¿A quién le cabe en la cabeza que yo pudiera pegar o manipular el cuerpo de mi hermano cuando acababa de enterarme de que había muerto y me moría de dolor de ver su cadáver? No estuve con él ni diez minutos y además estaban delante los responsables de la funeraria, pedí que me trajeran una cámara de mi casa para tomar fotografías de cómo se encontraba, le hice las fotos y me fui". Esta visita se produjo la mañana del 20 de mayo, cuando Amalia se enteró de que su hermano había muerto. Habían pasado más de seis horas desde su muerte en la comisaría de Arrecife. Incluso se le había realizado ya la primera autopsia. "Es tiempo más que suficiente para poder establecer con rigor si son lesiones producidas antes o después de la muerte, y el cadáver de este ciudadano no presentaba ningún signo de haber sido manipulado tras su fallecimiento", insistió García Andrade.

Ayer mismo, y después de que la fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Canarias solicitase que los dos forenses de los juzgados de Arrecife se pronuncien sobre el contenido de la segunda necropsia, García Andrade se mostró dispuesto a realizar una "pericia compartida" con los otros médicos que examinaron el cadáver.

El fiscal jefe, Miguel Pallarés, instó, además, a los dos forenses, Mercedes Camacho y Casimiro Robayna -autor de la primera autopsia a Fonseca-, a que en su pronunciamiento tengan en cuenta "el informe aportado a la causa por el Instituto Nacional de Toxicología [que niega que existan restos de estupefacientes en el cuerpo del fallecido] así como las conclusiones del doctor García Andrade", en las que se atribuye la muerte a un golpe seco en el cuello, informa Víctor Rosales.

Cuando los forenses encargados del caso expongan su criterio, el Ministerio Fiscal pedirá al juzgado número uno de Arrecife la apertura de nuevas diligencias con el fin de alcanzar "el total esclarecimiento de los hechos y la depuración de las responsabilidades penales", si las hubiere. Con ello, el fiscal pretende desentrañar de una vez por todas los hechos sucedidos el pasado 20 de mayo en la comisaría de Arrecife, dadas las contradicciones entre los dos informes de las autopsias.

Asimismo, Pallarés advirtió de que la filtración del informe del doctor García Andrade sobre la segunda autopsia practicada a Fonseca supone un incumplimiento de "lo establecido en el artículo 301 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal" ya que se ha decretado el secreto de sumario en todas sus diligencias. Por ello, exigió que, al tratarse de un proceso que aún está en fase de instrucción y en el que los presuntos implicados son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, no se produzcan filtraciones relativas al caso.

"No es oportuno, ni conveniente que se produzcan filtraciones", dijo, al considerar que éstas pueden provocar un juicio paralelo en la sociedad "que no beneficia a nadie" y perjudica "enormemente" a los posibles imputados.

De momento, siguen sin tomarse medidas cautelares contra estos últimos. El delegado del Gobierno, Antonio López Ojeda, descartó ayer que se deba tomar algún tipo de medidas de orden interno con los agentes que intervinieron en la detención de Fonseca e indicó que en aquellos días "no se vio que existieran irregularidades en la actuación de los policías". "Las contradicciones deben resolverse desde el ámbito judicial. Nosotros actuaremos de manera subsidiaria respetando la presunción de inocencia. Además, la autoridad judicial ya conoce ese informe y no ha tomado decisión al respecto", añadió.

Tanto López Ojeda como el director de la Administración del Estado en Lanzarote, Francisco Cabrera (al que por error se atribuyó el cargo de delegado del Gobierno en Canarias en la edición de ayer), negaron que en algún momento se dijese "de manera categórica" que Fonseca muriera a causa de una ingestión masiva de estupefacientes, sino que era algo que se presumía en virtud del primer informe forense.

En lo que se refiere a la última versión del comisario de Arrecife, López Ojeda dijo desconocer las sospechas policiales sobre la manipulación del cadáver y eludió hacer declaraciones al respecto: "Ese extremo y cualquier otro tienen que ser resueltos en el ámbito judicial".

El respeto a los tribunales no le impidió, sin embargo, criticar a García Andrade: "El forense se contradice cuando al día siguiente de realizar la autopsia declaró a un medio local que los golpes que Fonseca presentaba en su cuerpo, por sí mismo, no podían haber ocasionado la muerte y ahora determina que la causa del fallecimiento fue un golpe en el cuello". La segunda necropsia dice efectivamente que Fonseca murió de un golpe seco, pero explica que la situación de estrés a la que se vio sometido el fallecido y el golpe en una "zona reflexógena", en este caso el cuello, son los dos factores que provocan lo que él denomina una "muerte refleja".

Por su parte, el asesor responsable del área de Interior del Defensor del Pueblo, José María de Palacio, informó ayer de que ha iniciado una queja de oficio a la Delegación del Gobierno en Canarias en relación a la muerte de Fonseca para obtener información sobre el caso y actuar si es necesario.

La primera versión policial

La primera nota que redactó la policía, al día siguiente del fallecimiento en comisaría del ciudadano guineano Antonio Fonseca, alude a que la muerte pudo ser debida a la ingestión de estupefacientes. Este periódico tuvo acceso ayer a dicha notificación que dice textualmente: "La única hipótesis más verosímil, dada la ausencia de signos externos en el cadáver, su edad 30 años y apariencia física, es la de otros casos similares de portar en su interior otros objetos extraños similares a los que arrojó en su huida". En la nota se afirma que Fonseca trató de escapar cuando se percató de la presencia policial y que, antes de ser detenido, "depositó algo que resultó ser dos bolas plastificadas de color blanco y otra de color marrón (presumiblemente heroína)". Esto demuestra que la policía, en su primera hipótesis, sostuvo que Fonseca ingirió parte de la droga que llevaba y que eso pudo provocarle la muerte. Los análisis toxicológicos revelaron que no había ni rastro de heroína en el cuerpo del fallecido y la última nota de la policía no menciona ya esa posibilidad.

La policía alega que Fonseca ya fue detenido por delitos de drogas

Fuentes del Cuerpo Nacional de Policía explicaron ayer que, en aquella época Fonseca vivía en un piso de Bilbao. El inquilino original decidió dejar la vivienda ante las sospechas de que su compañero traficaba con drogas y así se lo explicó al propietario, que optó por cambiar la cerradura de la vivienda. Sin embargo, la cerradura volvió a ser cambiada, supuestamente por Antonio Fonseca. El dueño de la casa denunció los hechos a la policía, según la misma versión, que envió una patrulla hasta la vivienda. Pero Fonseca empujó a los agentes y salió corriendo. En su huida, arrojó al suelo un paquete blanco: los 25 gramos de cocaína que se mencionan en la última nota policial junto a otros 175 de "otra sustancia", que un portavoz policial dijo ayer que era también cocaína.

Momentos después, una dotación de la Ertzaintza realizó la detención de Fonseca, al observar que iba huyendo. Los agentes de la Ertzaintza hicieron entraga del detenido a un funcionario de la Policía Nacional que lo perseguía y éste trasladó a Fonseca a dependencias policiales. No consta el desenlace judicial de este incidente.

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