Niños millonarios
Daniel Radcliffe lloró cuando se enteró de que el papel era suyo. Aunque éste es su papel más importante, ya se podrá ver a Radcliffe en pantalla en la adaptación al cine de la novela de John le Carré, El sastre de Panamá, dirigida por John Boorman. También apareció en la pequeña pantalla para la BBC haciendo David Copperfield, el personaje creado por Charles Dickens. Algo más inexpertos son sus compañeros de reparto, que por el momento tan sólo han participado en representaciones de colegio. Por el momento, el joven Radcliffe, que nunca ha llevado gafas anteriormente y va a tener que hacerlo durante una buena temporada, no sabe qué hará con el dinero que recibirá por su papel. Watson tiene claro que va a estar en el banco hasta que tenga 21 años y Grint -aunque nadie de la productora llegó a decir cantidades- no entiende por qué cobra tanto dinero por hacer eso. Daniel, Rupert y Emma, un poco nerviosos, intentaban contestar con serenidad y gestos maduros a las preguntas de los más de cien periodistas que tenían delante. "Si fuera mago de verdad como Harry Potter, convertiría a mi perro en lobo", comenta Daniel, en contraste con Emma, que pediría conservar a todos sus amigos para siempre, "pero sin vida eterna, porque tiene que ser muy aburrido vivir siempre". Algo más práctico, Rupert Grint tan sólo pediría golosinas, aunque tampoco matizó la cantidad. Aunque ya han empezado a sentir la presión de la fama, todos ellos quieren seguir siendo como antes. "A pesar de que amigos de mi clase están un poco enfadados porque se han leído todos los libros de Potter, incluso la versión americana, y yo apenas terminé de leerme el segundo", concluye el ahora alter ego de Potter.
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