400 personas asisten en Quirós al funeral de la agente Irene Fernández
Unas cuatrocientas personas, entre amigos y familiares, asistieron ayer al funeral de Irene Fernández Pereda, la guardia civil asesinada el domingo por ETA en Sallent de Gállego (Huesca). La misa fue oficiada en la Iglesia de Las Agüeras, en el municipio de Quirós, una pequeña localidad asturiana a 50 kilómetros de Oviedo donde había nacido Irene hace 32 años.Tras la ceremonia un portavoz leyó un comunicado. "Queríais arrancarnos a Irene, pero no lo habéis conseguido. Quirós siempre la tendrá en su mente", dijeron los vecinos de la asesinada a los terroristas.
Después del acto religioso las cenizas de Irene recibieron sepultura en el cementerio de la localidad. Ángela Pereda, su madre, que estaba profundamente afectada, no pudo ocultar sus sentimientos y afirmó sentir "odio" hacia los asesinos de su hija, a los que "de momento" no perdonará. "Siento odio, impotencia y ganas de hacer lo mismo con los que mataron a mi hija, llena de ilusión y de vida", dijo. Ángela agradeció el comportamiento de los habitantes de Sallent de Gállego y de todo el pueblo de Huesca, así como de los asturianos, a los que envió "un millón de abrazos y besos". "Aunque con eso no recuperaré a mi hija", se dolió. Irene, que llevaba tres años en Sallent de Gállego, es la primera mujer guardia civil asesinada por ETA.
En Talavera de la Reina (Toledo) la familia de José Ángel de Jesús Encinas, asesinado junto a Irene, agradeció ayer "a toda la sociedad" las muestras de cariño demostradas. Además, dio las gracias por las movilizaciones que han tenido lugar en toda España, y "muy especialmente" por la que el lunes por la noche congregó a unas 12.000 personas en Talavera, la mayor manifestación que se recuerda en esta ciudad.
Ayer, un centenar de españoles se concentró de nuevo en Washington en repulsa por los asesinatos de ETA.
