Ojo con Spanair

El día 4 de diciembre pasado, hace más de ocho meses, mi mujer y yo tuvimos la desafortunada idea de viajar de Madrid a Mahón con Spanair. Regresamos el día 8, si bien nuestros equipajes -cinco bultos en total- no lo hicieron. En uno de ellos iban las llaves del coche, aparcado en Barajas (ruego al lector que no me reprenda por llevar las llaves donde me parezca, pues ya fui suficientemente regañado por el personal de la compañía que extravió nuestros enseres). Después de las inútiles horas de espera que imaginan, tomé un taxi hasta Guadalajara, donde vivo.Viajé los dos siguientes días a Barajas para interesarme por nuestro equipaje, pues la línea telefónica de Spanair -un beneficioso 902- estaba colapsada por el caos aéreo que la niebla produjo en esos días. Al tercero me pudieron dar referencia del hallazgo y al cuarto nos lo trajeron a casa en perfecto estado de ruina. Una amable señorita nos informó de que teníamos derecho a una indemnización y mi mujer y yo hicimos sendas reclamaciones enviando todos los papeles, fotocopias y resguardos que nos exigieron. Prueba superada. A los cinco meses, y tras no pocas llamadas al beneficioso 902, me indicaron que nos enviarían una carta con la suma que considerasen conveniente y que, si dábamos nuestra conformidad, nos sería ingresada de inmediato.

Quince días después me ofrecían sólo a mí -debían conocer nuestro régimen de gananciales- 10.000 pesetas. Convencido de mi triste condición de borrego, e intentando evitar cartas tan tediosas como ésta, di el visto bueno. Naturalmente, Spanair no nos ha ingresado nada.-