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Reportaje:

Temor a un estallido social

El doble problema de la corrupción y las negligencias es más preocupante todavía para el poder central, ya que podría exacerbar el rencor social. Si bien la población en general se muestra más bien resignada, el espectáculo indecente de las bajezas de los dirigentes puede muy bien exaltar a una minoría de desesperados, como se pudo comprobar en otros lugares de China. Porque el clima social en Yichang es malo. "Hay manifestaciones de parados o de jubilados casi todos los meses", afirma un habitante. La región ya sufría duramente por la reestructuración de las empresas estatales (siderurgia, maquinaria, cerveza). El perjuicio económico causado por la desaparición de las localidades a orillas de las Tres Gargantas añade nuevos problemas. Las autoridades afirman haber construido nuevas fábricas para reciclar a las personas desplazadas, pero buena parte de estas empresas han cerrado por falta de mercado. Así pues, el Gobierno se ve reducido a exportar esta mano de obra excedente a provincias lejanas.Todas estas cuestiones son todavía más difíciles de solucionar, ya que en Pekín tienen como telón de fondo una lucha de clanes muy polarizada. Tras las tensiones alrededor de la presa de las Tres Gargantas surge, de forma solapada, la fuerte rivalidad entre Zhu Rongji y Li Peng. El primero nunca ha ocultado su escepticismo. El segundo ha vinculado su futuro político al proyecto. Dentro del clima muy florentino que reina en Zhongnanhai (sede del régimen), toda insinuación crítica sobre la presa es automáticamente interpretada como una crítica contra Li. Se suponía que la presa debía regular el flujo de las aguas del Changjiang. Por el momento, desencadena más bien las intrigas palaciegas.

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Las víctimas de las Tres Gargantas

Mientras que la presa de las Tres Gargantas sigue construyéndose, los ingenieros chinos intentan promover un segundo proyecto gigante que afecta al Changjiang: para cubrir el creciente déficit hídrico de la región de Pekín, proyectan transferir cerca de 50 millones de metros cúbicos de agua anuales del Changjiang hacia el río Amarillo (el Huang He), 1.500 kilómetros más al norte. Los expertos recuerdan que Mao Zedong sacó a relucir la idea en 1952. Fue rescatada del olvido en 1995 y se creó un organismo especial para estudiar la obra. Su coste se calcula hoy en 100.000 millones de yuanes (2,2 billones de pesetas).

La sequía que afecta a Pekín desde la primavera pasada da mayor peso a los defensores del trasvase, que subrayan que el río Amarillo se seca periódicamente, mientras que el Changjiang vierte al mar cerca de 100.000 metros cúbicos de agua cada año.

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