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El Gobierno prohíbe a las ONG que atiendan a los inmigrantes en el puerto de Alicante

La subdelegación del Gobierno en Alicante no permite que varias ONG atiendan las necesidades de los inmigrantes que utilizan el puerto de Alicante para trasladarse a Argelia. En el recinto portuario acotado por el Gobierno, decenas de familias magrebíes aguardaban ayer en penosas condiciones la salida de un buque con destino a Orán. Los medios sociales que el Gobierno asegura disponer en el puerto no funcionaron ayer, al menos durante las primeras horas de la tarde. La caseta de la Cruz Roja, única organización autorizada, estaba cerrada.

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Unos aseos mugrientos y un equipo de guardas de seguridad eran los únicos servicios que poco antes de las cinco de la tarde de ayer se mantenían operativos en la estación marítima de Alicante, donde cientos de magrebíes aguardaban para embarcarse con destino a Orán (Argelia). La entrada en el recinto portuario, contrariamente al espíritu de libre circulación que impera en cualquier estación del mundo, está restringida. Un equipo de guardias de seguridad impide la entrada de visitantes e informadores para evitar cualquier huella gráfica de denuncia.El único atisbo de la existencia del dispositivo de asistencia que Gobierno asegura mantener era ayer un desvencijado cartel del área de Acción Social del Ayuntamiento de Alicante y una caseta prefabricada con el anagrama de Cruz Roja. A primeras horas de la tarde no había personal para atender las necesidades básicas de los inmigrantes.

La carencia de medios contrasta con la profusión de personal de atención social en aquellas ocasiones en que el subdelegado del Gobierno y otras autoridades han visitado el recinto acompañado de periodistas. La Subdelegación del Gobierno apartó a la asociación Alicante Acoge de su dispositivo, y más recientemente hizo lo propio con Unicef, organización que se dedicaba, básicamente, a la atención de los niños que, en algunos casos, pasan la noche a la intemperie sobre cartones.

El director técnico de Alicante Acoge, Carlos Gómez, sostiene que para que nadie pueda denunciar las precarias condiciones de las esperas, el Gobierno "ha ido quitándose de enmedio" a todas aquellas organizaciones sociales que trataban de ayudar a los inmigrantes y venían exigiendo una mejora en las instalaciones. "Primero nos eliminó a Alicante Acoge, después a Unicef y más tarde ha impedido que los periodistas puedan desarrollar su trabajo con normalidad". Gómez asegura que el conjunto de los servicios e infraestructuras de tránsito y ayuda a esta personas se mantiene en condiciones "lamentables". Hay una sala de taquillas que hace las veces de vestíbulo, tienda, sala de espera, comedor, dormitorio e, incluso, lugar para cambiar la ropa a los bebés, donde es normal ver a las personas comer y dormir en el suelo. La refrigeración en la sala de la estación marítima consiste en unos ventiladores colgados del techo. Para lavar la ropa o beber agua se instalaron unas cañerías que, según Alicante Acoge, se asemejan a "abrevaderos de animales". El aspecto global del recinto es el "un campo de refugiados".

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