VACAS SUIZAS EN NUEVA YORK
Quinientas vacas lecheras suizas, fabricadas en fibra de vidrio, han invadido las calles de la ciudad de los rascacielos. Los apacibles mamíferos, construidos a tamaño natural, serán subastados cuando sean retirados en septiembre.
No es un espejismo. Vacas lecheras suizas han invadido las calles de Nueva York. Unas 500 reproducciones en fibra de vidrio del apacible mamífero, pintarrajeadas en los colores más abigarrados, han invadido todas las esquinas del centro de la ciudad. La Cow Parade es una operación a medio camino entre lo turístico y lo humanitario, ideada en 1998 en Zúrich y retomada el año pasado por Chicago, que pretende recaudar dinero para organizaciones benéficas y de paso dar una visión más bucólica de las esculturas urbanas.Las vacas son de tamaño natural e incluso tienen cuernos, algo que los norteamericanos subrayan en la página web de la operación, www.cowparade.net, "porque en Estados Unidos se los limamos por razones de seguridad". Cada vaca cuesta 7.500 dólares. Los patrocinadores, que incluyen desde el restaurante de la esquina hasta empresas como Pfizer o los grandes almacenes Bloomingdale's, entregarán luego el dinero a la asociación que hayan elegido. Escuelas de la ciudad y artistas neoyorquinos se han encargado de darles personalidad propia a estas esculturas en fibra de vidrio que pesan unos 250 kilos. Las vacas serán luego subastadas cuando se retiren de la calle a principios de septiembre.
La idea inicial surgió en Zúrich hace dos años como parte de la campaña para crear una nueva imagen de Suiza tras el escándalo de los bancos y el Holocausto. Las vacas crearon un extraño fenómeno turístico que Chicago decidió retomar el año pasado con mayor éxito. Y desde hace mes y medio los animalitos pululan desenfrenados por Nueva York, aunque siempre en los límites del decoro norteamericano. Una vaca decorada por David Lynch, el creador de la serie Twin Peaks, que mostraba al mamífero degollado, cubierto de sangre y acribillado de tenedores, fue rechazad por las autoridades de la ciudad por considerarla escandalosa y de mal gusto.
El primer cargamento de vacas tampoco fue sencillo. Las escuelas donde iban a ser decoradas pronto se dieron cuenta de que aquello ardía como una hoguera y tuvieron que ser reemplazadas. Originalmente fabricadas en Suiza, el subcontratante había decidido ahorrarse dinero encargándolas en Bosnia. Las que aparecen en la calles de Nueva York han sido finalmente manufacturadas en Florida y California.
Pero si los humanos se adaptaron rápidamente a este nuevo elemento del paisaje, no sucedió lo mismo con los caballos de Central Park. Su reacción a las vacas amenazaba con crear serios problemas de tráfico. Ni cortos ni perezosos, los organizadores mandaron una vaca sin pintar a los establos para que los caballos pudieran ir adaptándose a semejante visión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.