Dos muertos y varios heridos en Chile en los festejos del triunfo ante Brasil

Fue una celebración sangrienta. La euforia que se apoderó de los chilenos tras el histórico 3-0 que la selección nacional le propinó a Brasil el pasado martes, en las eliminatorias del Mundial 2002, causó al menos dos muertos y varios heridos graves, según informaron ayer fuentes policiales. La primera victoria de Chile sobre Brasil en unas eliminatorias mundialistas provocó en Santiago y otras ciudades improvisados carnavales que se prolongaron hasta avanzada la madrugada. En un principio las autoridades aseguraron que no se habían producido incidentes graves. Así, el primer informe policial hablaba de medio centenar de detenidos por faltas leves y escasos daños materiales. Posteriormente se supo que se habían producido varios saqueos y robos, como el de un ordenador del Banco del Estado. Pero las noticias más sangrientas aún estaban por llegar.Javier Torres Fuentes, residente de la localidad de San Pedro de La Paz, en el sur de Chile, murió tras celebrar el triunfo de la selección durante varias horas junto a sus amigos. Al parecer en estado de embriaguez, el aficionado se lanzó a una laguna y desapareció bajo el agua. Su cadáver fue encontrado horas después por la policía.

Alexis Torres González, de 17 años, murió mientras recibía atención médica en un hospital de Puente Alto, tras ser acuchillado en medio de una muchedumbre que festejaba la goleada ante Brasil. La policía dijo que existen tres sospechosos detenidos en relación con el homicidio del joven, que al parecer provocó la ira de algunos compañeros de celebración por la sencilla razón de que no quiso darles cigarrillos. En el municipio santiaguino de Renca, un adolescente resultó herido grave al sufrir una descarga eléctrica cuando trepaba a un poste de alumbrado para enarbolar una bandera chilena. Otro joven sufrió quemaduras en la cara y las manos al caer al fuego cuando junto a sus amigos brincaba alrededor de una fogata.

En el municipio obrero de Lo Espejo, un niño de 11 años, Mario Riquelme Tapia, recibió el impacto de 18 perdigones en las piernas cuando un grupo de aficionados en estado de embriaguez resolvió a balazos la propiedad de un teléfono móvil que estaba tirado sobre la calle.