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Bad Religion exhibe hoy la esencia de su 'hardcore melódico' en San Sebastián

Aunque mucha gente desconoce su existencia al no practicar el tipo de música que machacan las radiofórmulas, lo cierto es que el grupo que actúa hoy (21.30; 2.800 pesetas) en el polideportivo Anoeta de San Sebastián puede considerarse uno de los más influyentes del siglo que termina. No sólo por sus ventas millonarias, sino especialmente por crear e impulsar hace ya 20 años un estilo al que se han adherido innumerables bandas, como Nofx y Pennywise. La invención se llama hardcore melódico y sus creadores, Bad Religion.

"Sí, la verdad es que tengo la sensación de estar tocando en una de las bandas más importantes e influyentes de este siglo. Nunca tocaría en ninguna otra", asegura Brian Baker, guitarrista de Bad Religion.Pero el quinteto norteamericano no visita Euskadi para platicar acerca de la trascendencia de su contribución a la música; lo hace para presentar en vivo las 14 canciones de The new America (Sony Music), duodécimo elepé en el que vuelve a fundir la contundencia, consistencia y velocidad del hardcore y del punk rock con constantes melodías que hacen fácilmente digerible su propuesta y su habitual preocupación por asuntos de corte social. Todo en demanda de una Nueva América.

La necesidad de un cambio urgente en el carácter de su país es, pese a que Baker considera que se trata de su entrega "más optimista", el principal mensaje contenido en un álbum producido por Todd Rundgren ("Greg Graffin siempre ha sido un gran fan de Todd") y mezclado por Bob Clearmountain, quien realizara la misma labor en el Born in the USA de Bruce Springsteen. Ellos se han manipulado el sonido de un disco que insiste en los clichés que han hecho famosos a Bad Religion y mantiene el atractivo para un público bien definido que les ha procurado el calificativo de Ramones para yuppies.

Su constante implicación en la realidad social les lleva a discrepar con quienes piensan que la música y los asuntos políticos y sociales son materias incompatibles ("George Bush es malo, Al Gore es menos perverso", añade el guitarrista), mientras que otro punto de desencuentro surge con quienes sostienen que la música visceral y comprometida, como la suya, debe componerse y grabarse en un entorno igualmente convulso. De hecho, el conjunto ha grabado The new America en la tranquila isla hawaiana de Kauai.

La principal sorpresa del álbum es la participación en él de Brett Gurewitz, fundador y guitarrista del grupo hasta el año 1995. Desde entonces, no habían vuelto a colaborar, pero eso no implica que vaya a volver al grupo. Entre los próximos proyectos de éste se encuentra empezar a trabajar en la composición de un nuevo elepé y continuar con la labor de la Bad Religion Research Fund.

Esa fundación la creó el conjunto, según Baker, "para devolver la educación al lugar que le corresponde en la sociedad y el progreso". Para contribuir a ello, parte de los ingresos de Bad Religion subvencionan desde 1998 un programa de becas para la investigación cultural y científica.

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