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El presidente polaco sale limpio de la verificación de su pasado

Persecución inquisitorial

El presidente de Polonia, el ex comunista Aleksander Kwasniewski, de la Alianza Democrática de Izquierda (SLD), fue ayer absuelto en el proceso de verificación, que investigó su presunta colaboración con los servicios secretos del régimen comunista, desaparecido hace una década.El tribunal especial que lleva adelante en Polonia la investigación del pasado de los candidatos presidenciales y altos cargos del Estado llegó a la conclusión de que las declaraciones de Kwasniewski "se corresponden con la verdad". Kwasniewski había negado cualquier colaboración con los servicios secretos comunistas. Los testigos declararon ayer que no tenían elementos para involucrar al presidente polaco. Para hoy, está prevista la comparecencia ante el mismo tribunal del ex presidente polaco y símbolo viviente del sindicato independiente Solidaridad, Lech Walesa, sospechoso también de haber colaborado con los servicios secretos comunistas en los años setenta bajo el alias de Bolek.

La decisión del tribunal, al ex culpar a Kwasniewski, deja abierto el camino para su reelección como presidente en los comicios previstos para el próximo 8 de octubre. Una condena del tribunal habría excluído a Kwasniewski durante 10 años de la posibilidad de ejercer cargos públicos. Los sondeos demoscópicos pronostican una victoria arrolladora del actual presidente polaco, que podría reunir hasta dos tercios del electorado.

La ley aprobada el año pasado en Polonia de la llamada lustración, es decir blanqueo, abrió las puertas a un proceso inquisitorial y de auténtica caza de brujas, 10 años después de la desaparición del régimen y 20 tras la fundación del sindicato independiente Solidaridad. Nada menos que Walesa, ex presidente de Polonia y artífice del primer sindicato independiente en un país comunista, y el muy popular Kwasniewski cayeron en una auténtica maraña de denuncias, urdidas para arruinar prestigios. Kwasniewski zafó ayer. Hoy le toca a Walesa superar el mal trago.

Todo parece indicar que tras la persecución inquisitorial contra Kwasniewski y Walesa se esconden motivos políticos. Se buscaba eliminar a Kwasniewski, el candidato con más posibilidades para la elección presidencial del 8 de octubre. Al mismo tiempo, dos por el precio de uno, se llevaban delante a Walesa, símbolo palpable de Solidaridad, el movimiento social que inició el derribo del comunismo. Este proceso de limpieza se ha puesto en marcha con 10 años de retraso, cuando Polonia se mueve a marchas forzadas para tratar de integrarse en la Unión Europea. En la capital Varsovia se palpa el auge experimentado tras la desaparición del llamado socialismo real. El manejo de fotocopias de documentos y la dosificación con que aparecían y se trataron los casos más candentes tiene el tufo de un uso interesado para eliminar a Kwasniewski.

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