Un informe de la Iglesia denuncia el secuestro de cientos de niños por el Ejército guatemalteco
Las heridas de una guerra civil y sucia que duró 36 años no cicatrizan en Guatemala. La Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) presentó ayer un informe donde se documenta la desaparición de 295 niños durante la guerra. En un porcentaje abrumador se trataba de niños indígenas que fueron secuestrados por el Ejército. Según el psicólogo Marco Antonio Garavito, que dirigió la investigación, el número total de niños desaparecidos o secuestrados en Gautemala supera con creces el de la tragedia de El Salvador o de Argentina.
"Mi hijo se fue quedando"
Sólo en el país vecino de El Salvador, la asociación Pro-Búsqueda documentó 500 casos de niños desaparecidos durante el conflicto civil en cinco años de investigación. Garavito espera que, a partir de la presentación del estudio, los guatemaltecos que perdieron a sus hijos "se desborden" aferrados a la esperanza de encontrarlos. Según el psicólogo, en el 54% de los casos documentados, los familiares nunca habían relatado su amarga experiencia; los testimonios, dice Garavito, provocaron el estallido de catarsis emocionales.Según estimaciones de la ONU, en Guatemala, con 12 millones de habitantes, murieron unas 200.000 personas durante la guerra y desaparecieron 50.000. Por eso, los casos de los niños desaparecidos denunciados en el informe son sólo la punta del iceberg.
El estudio, que duró ocho meses, se resume en un documento con el sugerente nombre de Hasta encontrarlos. El estudio puntualiza que, de los 295 casos denunciados, sólo 86 han sido plenamente identificados.
De forma similar al informe Guatemala, nunca más, del asesinado obispo Juan Gerardi, la investigación atribuye el 92% de las desapariciones al Ejército, un 3% a los grupos paramilitares y un 2% a la guerrilla. El 3% restante eran niños que se perdieron en la selva cuando sus padres huían de la feroz represión militar.
Como en todo el enfrentamiento armado, los indígenas fueron los más golpeados. El 93% de estos niños desaparecidos pertenecía a pueblos de origen maya, especialmente de la etnia quiché.
Los niños desaparecidos tenían entre uno y cuatro años y "se tiene la certeza de que fueron llevados a unidades militares", dice el documento, y después entregados en adopción. El informe fue entregado ayer de forma simbólica a los guatemaltecos en una misa en la catedral metropolitana de la capital.
La investigación, financiada por la fundación suiza Stiftug Kinderdorf Pestalozzy, es rica en testimonios dramáticos de padres o familiares de los niños secuestrados, así como de algún caso de reencuentro."Nosotros estábamos en la Finca San Francisco (Chimaltenango, 48 kilómetros al oeste de Guatemala capital) cuando el Ejército atacó a la comunidad. Todos empezamos a correr. Mi hijo, por ser muy chiquito se fue quedando atrás y lo agarraron los soldados", narra la madre, no identificada en el documento.
Algunos casos, sin perder su dramatismo, tuvieron un final relativamente feliz. Tal es el caso de Sara, que después de ser secuestrada por el Ejército fue adoptada por una pareja norteamericana. Estudiante de medicina en Estados Unidos, recientemente regresó a Guatemala donde halló a sus familiares. El encuentro tuvo tintes dramáticos por las consecuencias de la separación: Sara sólo habla inglés, y tuvo que valerse de un intérprete para comunicarse con sus tías. Sus padres y hermanos fueron asesinados por los militares.
La investigación, inspirada en la lucha similar que se realiza en El Salvador, toma como base los informes Recuperación de la Memoria Histórica, Guatemala, nunca más, dirigido por Juan Gerardi, y Memorias del silencio, de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), patrocinado por la ONU.
Según este último documento, a lo largo de la guerra civil guatemalteca hubo 626 masacres, de las cuales 623 "borraron del mapa" aldeas enteras de origen maya. En el departamento occidental de Quiché, ocurrieron 344. Sólo tres se produjeron en zonas urbanas, concretamente en barrios marginales de la capital.
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