La UE reconoce el retraso en la ayuda al desarrollo, no en la humanitaria

Establecer las prioridades

La Comisión Europea desmintió ayer que la ayuda humanitaria tarde cuatro años de media en llegar a su destino, aunque admitió que, como ella misma ha constatado desde hace tiempo, falta personal "para llevar a cabo los programas de ayuda al desarrollo". Bruselas responde así a las acusaciones lanzadas por la prensa dominical británica a partir de un informe elaborado por diputados de esa nacionalidad que visitaron Bruselas hace un mes.La ayuda humanitaria, aquella que se concede de urgencia para paliar el daño en las zonas que han sufrido catástrofes, llega con puntualidad, destacó ayer un portavoz de la Comisión. Por ejemplo, la ayuda por los daños del huracán Mitch en Centroamérica no tardó cuatro años en llegar, sino cuatro días. Inmediatamente después del desastre, la Comisión hizo llegar ayudas por 6,8 millones de euros, que se ampliaron luego a 25 millones (en total, el equivalente a casi 4.200 millones de pesetas) que la oficina humanitaria Echo canalizó a través de las ONG y Naciones Unidas.

Donde sí ha admitido retrasos la Comisión es en la ayuda al desarrollo, pero ése no es un problema nuevo, sino uno de los ejes del debate que rodea a la eficacia de la política exterior de la UE. Será uno de los temas centrales de las discusiones que mantendrán los ministros de Exteriores en su reunión informal de principios de septiembre en Evian (Francia), y fue uno de los asuntos planteados semanas atrás ante el Colegio de Comisarios por el responsable de las relaciones exteriores, el conservador británico Chris Patten.

Los retrasos son en parte lógicos, "porque hay que establecer primero las prioridades políticas" y en parte no deseados, señaló ayer Bruselas. "Tenemos dos tipos de problemas, como hemos dicho muchas veces. Por un lado están los largos procedimientos burocráticos para la autorización de los gastos, pero por otro, el gran problemas es que el Consejo de ministros autoriza partidas de gasto, pero luego no respalda presupuestariamente los medios necesarios para que la Comisión pueda gestionar ese gasto".Es un debate político que ya abrió la anterior Comisión Europea, presidida por Jacques Santer, al denunciar que el aumento de la carga de trabajo provocada por la acumulación de políticas de gestión no estaba respaldada con un aumento similar de medios humanos para llevarlas a cabo. En parte esa penuria fue la causante de los problemas de gestión que llevaron a la ruina política al equipo de Santer, que se vio enfrentado al dilema de paralizar la ayuda humanitaria en conflictos como la guerra de Bosnia o hacerla llegar sin cumplir al pie de la letra todos los procedimientos administrativos.

El problema se ha agravado en los últimos meses. La dimisión de la Comisión Santer provocó una ola de desconfianza entre los funcionarios, que tienden a no tomar decisiones de gasto sin tener el apoyo por escrito de sus superiores jerárquicos.