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Cultura y espectáculos

Calderón se mantiene moderno

El catedrático de Literatura Española José María Díez Borque dirige un curso de verano de la Universidad Complutense encaminado a reivindicar la modernidad del teatro de Pedro Calderón de la Barca y a corregir la imagen distorsionada que, en su opinión, se tiene del dramaturgo barroco, de cuyo nacimiento se cumple en 2000 el cuarto centenario. Díez Borque destaca de Calderón su "visión orgánica", que integra "la visualidad del teatro, la belleza del verso y el ritmo escénico", y asegura que el autor "forma parte de esos pocos genios teatrales que aquí no siempre hemos sabido valorar".Calderón era más moderno de lo que suele creerse. Por ejemplo, se le acusa con frecuencia de ser un defensor a ultranza del código del honor, hasta el punto de justificar el asesinato de las mujeres que atentan contra él, como ocurre en El médico de su honra. Sin embargo, Díez Borque cree que en el fondo Calderón presentaba el honor como una auténtica alienación del hombre: "No se ha hecho justicia a todo el mensaje que hay debajo de lo que escribe", alecciona este experto en el Siglo de Oro. "Se ha leído mal, se ha puesto mal en escena, pero sobre todo se ha mantenido una imagen injusta con la profundidad y la modernidad de su teatro y de su pensamiento".

Díez Borque se apresura a explicar que la modernidad que reivindica para Calderón no debe llevar a engaño. "No era un hereje ni un subversivo", precisa. Dramaturgo de palacio, amigo de Felipe IV y de Velázquez, Calderón escribe autos sacramentales y obligados elogios de la corte, "pero también escribe cosas tremendas, como 'si no hay contra el poder espada, hay contra el poder honor". Su modernidad radica, según el catedrático, en que Calderón se atreve a meditar sobre el deseo de poder, los límites del absolutismo o la ambición.

El experto reivindica sobre todo a Calderón como un autor poliédrico, de mil caras, un dramaturgo de oficio que domina todos los registros, que escribe para palacio y para los corrales públicos, que no puede reducirse a una única visión: "Fue capaz de escribir meditaciones profundas y desasosegantes sobre la libertad y el destino del hombre, como La vida es sueño o El gran teatro del mundo, pero también supo crear mojigangas, entremeses y jácaras que son pura comicidad y disparate, del tipo de La dama duende". También elogia Díez Borque la figura de Calderón como un completo hombre de teatro que "domina la técnica teatral como nadie, los encuentros, las entradas, las salidas, el ritmo", y muy en especial como un escritor que es capaz de superar "la altura alcanzada por la poesía de Góngora, que parecía inalcanzable".

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