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El 58% de las víctimas de delitos que solicitan atención a la Administración son mujeres

La Oficina de Atención a las Víctimas del Delito (AVD) de Valencia prestó ayuda jurídica o social a 1.213 personas durante el primer semestre del año. Este servicio, que depende de la Dirección General de Justicia y Administraciones Públicas, funciona desde 1985. Durante estos más de 15 años de historia, en los que siempre ha estado como responsable del área social Sagrario Silvestre, han sido más de 48.000 las víctimas que han acudido en busca de algún tipo de ayuda. Sólo en 1999, pasaron por sus oficinas 3.333 personas, el 58% de ellas, mujeres.

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Atencion emocional

La oficina de la AVD atiende fundamentalmente a los ciudadanos de Valencia y su área de influencia, especialmente desde que hace seis años se implantaran otros servicios gemelos en Castellón y Alicante. Más recientemente, también Elche puso en marcha la suya propia, la cuarta en la Comunidad Valenciana.De las personas que han acudido a las dependencias de la AVD de Valencia, el 33,5% han sido derivadas por la Policía Local, el 27,21% por los juzgados, un 20,7% se presentó tras tener noticia de la experiencia de algún conocido, un 6,8% llegó a instancias del Cuerpo Nacional de Policía, un 3,4% de los hospitales, un 1,36% se decidió a realizar una consulta tras leer o escuchar alguna referencia en los medios de comunicación y el resto, alrededor del 4%, ha pasado primero por algún otro servicio institucional.

A pesar de la ya notable historia de este servicio, lograr que los diferentes implicados en judicatura, seguridad y asistencia incorporaran como un recurso más los servicios de la AVD ha sido un camino largo. Sagrario Silvestre y Pilar Morcillo -con quienes ahora trabajan Marga Vilarrosa, jefa del servicio, y Feli González en la ayuda jurídica- estrenaron en unas pequeñas dependencias del Pasaje del Doctor Serra un servicio pionero en España, que se acogía a las recomendaciones del Consejo de Europa pero que no había sido desarrollado por ley alguna, ni autonómica ni estatal.

El modelo originario nació hace 35 años en Estados Unidos y Canadá. A Europa llegó en 1964, concretamente al Reino Unido, donde fue promovido por el propio parlamento británico. Cinco años después se implantaba en otro de los paises con mayor tradición en los servicios de asistencia social, Holanda. Y en 1985, con pocos meses de diferencia, empieza a funcionar en Francia primero y en España, concretamente en Valencia, después.En su día a día, la AVD presta asistencia a los ciudadanos víctimas de alguno de los múltiples delitos tipificados en el Código Penal, colabora con diferentes instituciones del Poder Judicial, las Fuerzas de Serguridad y organismos autonómicos, entre otros, y participa, con cierta frecuencia, en las diversas recomendaciones sobre posibles reformas legislativas que favorezcan la salvaguarda de los derechos de las víctimas de cualquier delito, sea cual sea su naturaleza.

Silvestre define el trabajo que se realiza en la AVD como "una atención que tiene un importante componente emocional, es gratuita e inmediata, sin burocracias, buscamos soluciones" para los usuarios.

El importante número de casos atendidos, 28.720 entre 1985 y 1994 y entre 1995 y 1999 -cuando ya entraron en funcionamiento las otras oficinas de la Comunidad Valenciana- superaron los 20.000, ha provocado que la Dirección General de la que depende, dirigida por Eloy Velasco, se plantee un crecimiento que permita extender los recursos de que dispone a las zonas no urbanas.

Todo apunta, según fuentes de la Consejería de Justicia y Administraciones Públicas, a que ello ocurrirá a partir del próximo otoño, en principio, con la posible creación de nuevas oficinas en áreas alejadas de las capitales de provincia y Elche. "Me gustaría que cualquier persona víctima de un delito o preocupada por no saber abordar un problema sepa que puede contar con nosotros", afirma Silvestre, dedicada a "escuchar a los demás" desde hace más de 25 años.

En busca de una salida

La memoria de Sagrario Silvestre sobre casos dolorosos o especialmente emotivos que ha conocido es enorme. "Cada día tengo ante mí a personas angustiadas por cosas terribles frente a las que no saben qué hacer, cómo reaccionar".El jueves pasado fue un día más. Pero de entre las llamadas y visitas, Silvestre recuerda la desorientación y el dolor que expresaba la mirada de una pareja de mediana edad a quienes acompañaba una pequeña. "Era un matrimonio con una hija toxicómana en rehabilitación que durante once años soportó las palizas de su compañero sentimental hasta que éste fue ingresado en la cárcel de Picassent. Ahora ya está en libertad. Sin embargo, el auto le obliga a estar a más de 150 metros de la muchacha. Desde que salió lo incumple permanentemente y profiere amenazas reiteradas a la joven. Los padres están preocupados, tienen miedo por su hija. Después de hacer llamadas y remover acá y acullá, entre otras cosas, ellos ni siquiera sabían que el auto existía, que su yerno tenía prohibido acercarse a la que fuera su compañera sentimental y que hacerlo constituye un delito".

Silvestre contactó con la juez y todo apunta a que el individuo estará durante una temporada más allá de los 150 metros que se le impusieron.

Salieron ellos y llegó Marcelina. Tiene 86 años, no sale a la calle sin el carmín y sus zapatitos de tacón. Hay ropa que no se pone porque no la favorece y necesita retocarse el pelo a menudo. Siempre ha vivido sola y ha llevado con valentía esa situación. Pero empieza a perder la memoria. Le ha costado mucho pero ha decidido que ir a una residencia que esté en el barrio en el que ha vivido y conoce es una buena solución. Tras cuatro días interna, quiere que Silvestre la saque de allí. "Todos los que están ingresados están impedidos, no pueden casi moverse. La responsable del centro sostiene que Marcelina está para recluirla por problemas psiquiátricos". Y Marcelina asegura que tiene por servilletas retales de ropa militar, que el bollo del desayuno está duro, que no puede hablar con nadie y que prefiere vivir desorientada pero en su casa. Marcelina se pone en manos de Silvestre en busca de una salida.

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