Un tronco tallado de recuerdos

Estar situado en un cruce de caminos ha hecho que el llamado Pino de las Cruces se haya convertido en un ejemplar curioso del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas. Lo es porque en su tronco aparecen decenas de cruces de otras tantas personas que han dejado su señal identificando el lugar por el que pasaban.Tiene unos 500 años, aunque nadie ha medido exactamente su edad, y casi con él crecieron los caminos que comunicaban Cazorla con Puerto Llano. Todavía se pueden ver en su tronco las señales que dejaron viajeros del siglo pasado. Algunas son tan antiguas que están encallecidas en la corteza.

El Pino de las Cruces es del tipo zalgareño, pinus nigra de la subespecie salzmanni, lo que hace de él un árbol endémico de España. Cazorla es uno de los pocos lugares en los que crece en todo el país. Aguanta bien las temperaturas bajas y se extiende por las montañas altas.

Los pinos zalgareños se han utilizado mucho para las repoblaciones, por lo que su imagen es ampliamente conocida. Suelen ser árboles longevos, que superan los 800 años, por lo que el Pino de las Cruces se debe encontrar todavía en plena madurez. Su tronco blanqueado es grande y posee un potente sistema radial.

Este ejemplar de Cazorla ha tenido el honor de formar parte de algunas de las guías turísticas que se han escrito sobre el parque natural, en las que se ha destacado su semejanza con los cruceiros gallegos que también señalaban los caminos, aunque su valor etnológico y natural no ha sido suficiente hasta el momento para gozar de algún tipo especial de protección.

Los responsables de la conservación del parque natural sólo piden a los que visitan el Pino de las Cruces que no sigan poniendo marcas sobre este tronco. Hacerlo no supone un grave perjuicio para el árbol, ya que la señal queda en la superficie del tronco, pero si se generaliza puede llegar a deteriorarlo. Además, ya ha perdido el sentido de guía que llegó a tener.