_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Serrat

"Nunca perseguí la gloria...". "Caminante, son tus huellas...". Mientras esperábamos sonaban sus canciones machadianas interrumpidas por móviles a medida que llegaba la gente al Salón Colón del Ayuntamiento para asistir al acto de entrega del primer Premio Internacional Audiovisual Antonio Machado. Era todo un acontecimiento por coincidir con el 125 aniversario del nacimiento del poeta, por la venida de Joan Manuel Serrat a Sevilla a recoger el premio y por la solemnidad del Salón Colón del Ayuntamiento, con retratos de reyes todo a su alrededor, como un collar histórico impactante.Llegaban los oradores, estallaban los flases y seguían sonando los móviles. Hablaron el alcalde de Sevilla y la alcaldesa de Soria, entrecortados por las musiquillas electrónicas, y por fin se levantó Serrat espiritado en negro, con su pelillo bohemio, un punto de melancolía y otro de timidez cuando rehúye la mirada...¡tan atractivo!. "Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla", empezó, con la palabra fácil y natural, sin leer. Sonó otro móvil. Serrat se calló un momento, nos hace constar que lo oye y, con mucha educación, nos dice que no nos preocupemos, que eso nos pasa a todos; pero no sirvió de nada, los dichosos teléfonos habían cogido carrerilla y no había quién los parara.

En el cine nos avisan para que apaguemos el móvil, y en otros actos, generalmente, suena el primero y nada más porque los olvidadizos aprovechan la oportunidad y se apresuran a desconectarlos, pero el miércoles 26 no ocurrió así. No sé si es que había muchos médicos, o algún otro tipo de urgencia que estuvieran esperando o los calores de finales de julio que nos tienen trastornados, porque no es normal el azote de fuego que nos está cayendo. El caso es que Joan Manuel Serrat dio el nivel que se esperaba de él, magnífico, y los sevillanos quedamos como si estuviésemos estrenando móvil aquel día.

Al salir del frescor y la umbría del Ayuntamiento se nos vino encima el deslumbrar del sol y el ardor de la ciudad recalentada por todos los aparatos de aire acondicionado. "Esta luz de Sevilla... En el palacio/ donde nací con su rumor de fuente./ Mi padre en su despacho. La alta frente,/ la breve mosca, y el bigote lacio."

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_