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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'La bohème' del Real

En relación a las declaraciones efectuadas por don Roberto Alagna aparecidas en el diario EL PAÍS en su edición del domingo 30 de julio, relativas a la producción de La bohème que estrenó el Teatro Real de Madrid, bajo mi dirección escénica, en diciembre de 1998, he de desmentir categóricamente las siguientes informaciones:1. "Me peleé para que el director de escena fuera Giancarlo del Monaco, Cambreleng no quería; lo conseguí". Ya mucho antes de que irrumpiera en escena el señor Alagna, el señor Juan Cabreleng, gerente del Teatro Real de Madrid, y yo teníamos muy avanzado el proyecto de hacer La bohème.

2. "Giancarlo hizo fotografías de todo el proyecto y lo presentó al teatro como si fuera idea suya". Supongo que el señor Alagna se refiere a una maqueta esbozada para una supuesta producción de La bohème que, al parecer, pretendía que realizaran sus hermanos, dos jóvenes que tengo entendido son guitarristas y que, bajo el apoyo de su hermano, tratan de hacer producción de ópera allá donde el hermano-tenor canta. Nadie que conozca mínimamente la profesión puede imaginar que, tras treinta y seis años de carrera y un sinfín de direcciones escénicas en los mejores y más acreditados teatros líricos del mundo, se me ocurra copiar o plagiar las diletantes ilusiones escénicas de dos aficionados, por muy bien que toquen canciones populares italianas a la guitarra o por mucho que ejerzan de hermanísimos de la endiosada estrella franco-italiana.

3. "Una pena, éramos amigos y casi acabamos en el juzgado". Me sorprende la consideración de "amigo", cuando lo cierto es que jamás había cruzado una palabra con el señor Alagna hasta que, casualmente, coincidí con él en Madrid en el curso de un almuerzo con diversos medios de comunicación. Ésta ha sido la única ocasión en que le visto. ¡Afortunadamente!

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Espero en los tribunales de justicia con gran placer a don Roberto Alagna y a sus hermanos, para así esclarecer, de una vez por todas y con el concurso del testimonio del señor Cambreleng, la verdad; que ésta nunca más se confunda con las alucinaciones del divo. Que con ello se imponga un valor tan apreciable y fundamental como el de la ética profesional. Algo que, a la vista de sus declaraciones, el señor Alagna parece ignorar. Confío que algún día no lejano lo aprenda y considere.-

director de escena, director general de la Ópera de Niza.

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