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Los emprendedores nunca llaman

Miguel Ángel Fernández Ordoñez

El nuevo líder de la oposición ha propuesto, como uno de los ejes de su política y dentro de un proyecto general de devolución de poder a la sociedad, el impulso a los emprendedores. Esta propuesta debería aprovecharse para prestar más atención a los factores que determinan el incremento de la productividad, que es la clave del crecimiento a largo plazo, y para animar un debate económico que se encuentra anestesiado por las décimas de crecimiento con que, gracias a la explosión de la demanda interna, superamos a la media europea. Dado que la llamada nueva economía es hoy la fuente más importante del aumento de la productividad y sus mayores crecimientos están registrándose allí donde se ponen menos trabas a las nuevas ideas y empresas, debe ser bienvenido este impulso a los emprendedores.La actual política económica española, lógicamente preocupada por defender lo existente, debe encontrar la compensación de otra política que esté más interesada en impulsar lo nuevo. La política económica del Partido Popular es una política parecida a la del Partido Republicano de EE UU, una política pro-business, defensora de los negocios más establecidos. Para equilibrar el panorama, sería bueno que surgiera en España una política similar a la de muchos demócratas norteamericanos, una política pro-market, que defienda las empresas que pelean libremente en el mercado y se preocupan de atraer a los consumidores en vez de aprovecharse de ellos. La política anunciada por la oposición podría ayudar a acabar con la lamentable situación que periódicamente describen los informes de la OCDE, donde se recuerda que somos uno de los países que más dificultan la generación de nuevas iniciativas.

No se necesitan grandes giros, sino simplemente dar más importancia a la iniciativa de la sociedad frente al intervencionismo de los gobiernos. Afortunadamente, la política del Gobierno actual está lejos de la política tradicional de la derecha conservadora española, que llegó a un intervencionismo y proteccionismo extremo, y cuyas consecuencias pagamos con nuestro retraso. La entrada de España en el mercado común hizo imposible que volviera esa política. La Unión Europea impide otorgar nuevas restricciones (la reciente Ley del Tabaco y algunas otras han sido excepciones) y todo el mundo es consciente de que los monopolios existentes están condenados a desaparecer. Pero a la política conservadora le queda todavía el margen de retrasar el final de esos privilegios. Hoy la discusión es si debemos seguir sin poder elegir suministradores de servicios esenciales hasta 2003, como acaba de aprobar el Gobierno, o deberían liberalizarse ya, como sucede en Alemania o Suecia, y como parece que propone el PSOE.

Es deseable que el partido de la oposición se proponga impulsar políticas en favor de los emprendedores, pero debería saber que no le va a ser fácil. En los próximos meses, directamente o a través de intermediarios, los sectores protegidos llamarán a los nuevos responsables del partido de la oposición. En almuerzos o entrevistas les explicarán que sus intereses son los de España y, para su sorpresa, no pedirán nada, sino que ofrecerán pactos, acuerdos. Como saben que ya no es posible conseguir nuevos privilegios, su objetivo se reduce a retrasar la llegada de la competencia cuanto sea posible. Por el contrario, los emprendedores no llamarán nunca a los nuevos responsables de la oposición. Aquellos que no necesitan de la política para iniciar o desarrollar sus empresas no están nunca en la agenda de visitas del Gobierno ni de la oposición. Esto hace muy ingrata la tarea del político que quiere apoyar a los emprendedores. La ventaja de la política conservadora es que basta una llamada por teléfono para hablar con el interesado y recibir el calor de su agradecimiento. Los nuevos dirigentes de la oposición deben ser conscientes de que, si quieren que se produzca un auténtico cambio en la sociedad española, han de trabajar por los que nunca irán a sus despachos. Si lo olvidan, engrosarán la larga lista de los políticos que empezaron proponiéndose trabajar por lo nuevo y acabaron atrapados en lo existente.

mfordonez@teleline.es

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