El nombramiento de Rodríguez Zapatero

Escribo esta carta en nombre de mi madre. No porque ella no sepa hacerlo, que sí sabe, y con más maestría que yo. Le escribo en su nombre porque ella dio un grito de alegría cuando un amigo periodista me comunicó la noticia de la elección de Rodríguez Zapatero como secretario general del PSOE. Después de darle mi enhorabuena, le pido encarecidamente que no defraude sus esperanzas. Ella vio la luz de la libertad, la solidaridad, la modernidad y la justicia social cuando ustedes, como partido, llegaron al poder en el 82. Por primera vez en su vida sintió que el gobierno de su país era tarea de todos, se ilusionó con la construcción de una sociedad democrática y plural que limaba las diferencias sociales y trabajaba para la igualdad.Compartí con ella el disgusto de ver ganar al PP, y ambas nos lamentamos del retroceso que poco a poco se apodera de nuestra sociedad en cuanto a conquistas que creíamos ya consolidadas. Mi madre tiene 65 años; yo, 37, y creemos que la pasión política, desterrada en la actualidad del Parlamento, es un legado que ustedes han recibido de sus votantes y han de hacerla brillar hoy en la oposición y mañana en el Gobierno cambiando las tornas del destierro y poniendo en él al aburrido neoliberalismo que se gastan estos "señoritos" de la política, que ya están, por otra parte, muy vistos.- Ana Arámbol, su madre y ocho millones de votos. Madrid.

Pese a los planteamientos neoliberales del manifiesto fundacional de la Nueva Vía de Rodríguez y de las adhesiones recibidas de políticos de esa cuerda, como Solchaga o Maragall, parece que debemos felicitarnos por el nacimiento, ¡por fin!, tras el 35º Congreso del PSOE, de una derecha laica y progresista que pueda enfrentarse a la derecha recalcitrante y con resabios franquistas del PP.

Esperemos que cunda el ejemplo y alguien funde un partido de izquierda democrática que ocupe esta parcela, hoy totalmente vacía.

Menos mal que Besteiro, De los Ríos o Prieto no pueden levantar la cabeza.-