"La costa de Granada continúa incomunicada"
Luis Rubiales, socialista de 47 años, es alcalde de Motril (Granada) desde 1995. Parece tener estudiados al milímetro todos los detalles de la ansiada e inminente explosión económica de esta localidad costera de 52.000 habitantes, que triplica su población en verano con un turismo eminentemente local y nacional. Pero el despegue de la agricultura, el turismo y la industria del municipio está hipotecado por las eternas obras de unas infraestructuras vitales: la autovía a Granada, el cierre de la autovía del Mediterráneo y el puerto de Motril.Pregunta. ¿Qué siente siendo el alcalde de la única localidad de Andalucía con una playa, Las Azucenas, en la que la Consejería de Salud prohibe el baño por la contaminación del agua?
Respuesta. El problema de esta playa es que es la salida natural de las aguas de riego de la vega, que arrastran insecticidas y abonos. La solución pasa por acabar las obras de ampliación del puerto y, después, desviar los vertidos a la depuradora. En cualquier caso, Motril tiene 16 kilómetros de playas, algunos con bandera azul, y tenemos sólo unos metros no aptos para el baño. Se ha hecho una inversión de 14.000 millones en el ciclo integral del agua que nos permite depurar nuestros residuos antes de verterlos al mar.
P. ¿En qué situación se encuentran las obras del puerto?
R. La segunda fase está ya avanzada. El puerto va a permitir el despegue de la industria de Motril, un sector en el que no habíamos descollado precisamente. Esperamos que su finalización coincida con la de las autovías y con la construcción de un gran parque empresarial de 300.000 metros cuadrados en colaboración con la Empresa Pública de Suelo de Andalucía. Desde el punto de vista turístico puede tener alguna repercusión con la llegada de cruceros, ya que la ampliación prevé un calado de doce metros.
P. ¿Por qué la costa de Granada es de segunda división?
R. Porque hemos tenido el handicap de las comunicaciones. Me parece una injusticia histórica con este pueblo y con esta comarca que no se concluya la Autovía del Mediterráneo [N-340].Un suizo puede atravesar por autovía toda Europa, pasar los Pirineos y el Levante español por autovía, entrar en Almería por autovía y, justamente, cuando llega a la provincia de Granada se acaba la autovía. Pero es que la atraviesa y la autovía empieza otra vez en Málaga. Y con la Bailén-Motril [N-323] pasa igual: llega desde Madrid hasta Alhendín y acaba. La costa de Granada continúa incomunicada y esto ha impedido que los inversores vengan a esta costa.
P. El ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos visitó hace dos semanas las obras de la Granada-Motril y no atendió ni a la prensa. ¿Qué le pareció su actitud?
R. Lamentable. Tuvo el descaro de despreciar a los granadinos y no comprometerse a dar un plazo de finalización de obras. Aunque si lo hubiera dado nos habría vuelto a engañar: primero nos dijeron que iba a acabarse en 1999, después en 2000 o 2001 y, ahora, ya hablan de, por lo menos, 2003.
P. ¿Qué medidas va a poner en marcha para desarrollar el turismo?
R. Motril ya tiene lo fundamental: un clima tropical, una buena temperatura de agua y unas playas bastantes limpias. Pero sol y playa ya no son suficientes y hay que ofrecer más atractivos y durante todo el año, no sólo en una temporada de tres meses. Motril tuvo la suerte de escapar del boom turístico de los años sesenta y setenta y, por eso, conservamos una fachada litoral virgen que nos va a permitir, desde el respeto al medio ambiente, un desarrollo turístico de alto standing: con hoteles y apartahoteles de cuatro y cinco estrellas, campos de golf, con equipamientos deportivos de lujo.
P. Los invernaderos alimentan a muchas comarcas vecinas, pero no despegan en Motril.
R. Es cierto que el desarrollo está siendo posterior al del Poniente almeriense. Pero debemos tener mucho cuidado con este desarrollo, porque se está haciendo de manera anárquica. Los invernaderos crean riqueza y empleo, pero plantean problemas desde el punto de vista medioambiental y pueden perjudicar a la población. Por eso en el próximo pleno vamos a proponer que no se puedan construir invernaderos a menos de cien metros de las viviendas.
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